En Asturias se realizan, de media, entre cincuenta y sesenta trasplantes de riñón al año, y unas setecientas personas reciben un tratamiento renal sustitutivo, a través de hemodiálisis. Y aunque la región presenta buenas cifras en cuanto a diagnóstico y tratamiento de patologías renales, es "esencial" seguir trabajando en la prevención y en la mejora del sistema de trasplantes. Así lo dejaron ayer de manifiesto los participantes en la primera jornada organizada por la Asociación para la Lucha Contra las Enfermedades Renales (ALCER).

"La enfermedad renal crónica es una enfermedad silente, que no muestra síntomas específicos en una primera etapa. De ahí la importancia de efectuar controles analíticos periódicos y de llevar una vida saludable, lo más sana posible", advierte Laura Fernández, especialista del área de Nefrología del Hospital de Jarrio. Esta enfermedad afecta a entre un ocho y un diez por ciento de la población mundial, una cifra que va en aumento. "Cada vez es más común, en especial por la mayor longevidad de las personas, y por el aumento de dos de sus causas fundamentales: la hipertensión y la diabetes", señala Fernández, que llama a quienes sufren estas patologías a "extremar el control sobre esos factores de riesgo para evitar la afectación renal".

En la misma línea se manifiesta Carmen Díaz Corte, directora del área de Gestión Clínica de Nefrología en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). "Se debe hacer hincapié en la importancia de la prevención de la enfermedad renal. Lo importante no es hacer muchos trasplantes, sino que la gente no llegue a necesitar un tratamiento renal sustitutivo, ni la diálisis ni el trasplante", asegura Díaz Corte.

Sobre el estado en el que se encuentran los trasplantes de riñón, la especialista del HUCA señala que "Asturias y España estamos en una situación de privilegio", aunque "se puede mejorar", siendo estas mejoras "lentas y necesitadas del apoyo de todos". En este aspecto, Díaz Corte considera que sería positivo realizar más trasplantes de donantes vivos, y más si es anticipado, "antes de entrar en diálisis; sería lo ideal".

La jornada estuvo dirigida por el presidente de ALCER, Rogelio García, quien manifestó que su interés es el de acercar la actividad de este colectivo a los enfermos renales de toda Asturias. Varios de los presentes en la sala eran pacientes de diálisis, familiares de afectados o facultativos con interés en conocer más a fondo esta patología.

Uno de los servicios que ofrece ALCER es la supervisión de una nutricionista para ayudar a controlar la alimentación cuando existen problemas renales. Esta figura la encarna Azucena García, quien afirma que lo que se come "es parte del tratamiento. Dependiendo de la etapa de la enfermedad, se requieren unos nutrientes u otros. Además, como el riñón va fallando, se tienen que evitar ciertos elementos: el sodio, el potasio, el fósforo y las proteínas, y los líquidos deben ser controlados", agrega. Cristanto Alonso, director médico del área y presentador de la jornada, destacó que los pacientes están llamados a tomar el control de su salud.