A tenor de lo sucedido este fin de semana en Salas y Tineo, se puede afirmar sin miedo a equivocarse que el sentimiento vaqueiro sigue muy vivo. Más allá de la trashumancia, casi desaparecida del campo asturiano, se trata de una tradición, unas costumbres y una forma de relacionarse en sociedad que se mantienen a pesar del paso del tiempo. Es algo de lo que sentir orgullo, digno de ser conservado y proyectado en el futuro. Así quedó de manifiesto ayer en la clausura del primer Foro de Cultura Vaqueira. "Había una tremenda necesidad de que se hiciese algo así", señalan los organizadores, satisfechos por el "éxito" del encuentro, que ya tiene la mente puesta en próximas citas.

"Resulta de consenso la pervivencia de la cultura vaqueira más allá de las actividades económicas, como la trashumancia o la arriería, que fueron base de su origen", explica José Feito. En esa misma línea se manifiesta Roberto González-Quevedo, que habla de "una auténtica cultura, con tradiciones, leyenda y literatura popular" que aún tienen vigencia en el mundo actual, y también en el futuro: "El desafío es tener en cuenta esto, conocerlo, difundirlo, y lograr posibilidades de desarrollo, como revitalización, y conocimiento por parte de las nuevas generaciones".

La cita logró ofrecer algunas respuestas a la pregunta que se planteaba en su inicio: ¿qué significa ser vaqueiro hoy? La capacidad de emprendimiento es uno de los rasgos más identificativos.

"Se movían a través de la geografía, de la costa a la sierra, e incluso hasta Madrid y Castilla, de manera muy temprana. Esta experiencia ha capacitado a los vaqueiros para moverse entre diferentes culturas y espacios de mercado", subraya Feito. Ejemplos de ello serían los empresarios vaqueiros repartidos por todo el mundo, en especial hosteleros, con fuerte presencia en Madrid, a nivel nacional e incluso Estados Unidos.

"Es esa historia familiar, manifestada a través de los apellidos, y ese contacto con la braña, lo que sigue determinando el concepto de ser vaqueiro, frente a la reacción desconfiada ante la marginación anterior. Hoy se convierte en un orgullo", opina González-Quevedo.

En el resto de conclusiones extraídas del encuentro se incluyen aspectos propios como la importancia crucial de la mujer con su trabajo dentro y fuera del hogar, los estrechos lazos de unión entre los vecinos, prestando ayuda ante cualquier emergencia, y el afán de superación que supuso enfrentarse a la discriminación que durante siglos sufrieron por su condición de trashumantes. También la importancia de recoger la tradición oral y evitar que desaparezca.

Por último, quedó patente el interés que existe en la comunidad por repetir la experiencia. "Si hay menos filandones, lo que tendrá que haber son más foros como éste", reseña José Alba, que vio a los participantes "deseosos de tomar la palabra". Para el segundo foro, así como para la creación del Consejo de Cultura Vaqueira, este comité organizador dispone del respaldo de los ayuntamientos de Salas y Tineo, que ayer ofrecieron colaboración para la causa.