Ciento cincuenta vecinos de Barcia y Leiján se han pronunciado en contra de la cantera de áridos que la empresa Minerales Industriales del Cantábrico desea explotar en este núcleo valdesano. La alegación genérica y suscrita por la mayor parte de los vecinos cuestiona la capacidad técnica de la compañía, detalla que no se tienen en cuenta infraestructuras de peso (como un gasoducto o el talud de la Autovía del Cantábrico) y pide que se anule el preacuerdo que la parroquia y la empresa firmaron en 2015.

Los vecinos entienden que el estudio de impacto ambiental no es legal. En primer lugar, se refieren a los condicionantes del planeamiento urbano que, tal y como está aprobado, no permite asentarse a una industria extractiva en estos terrenos. En segundo lugar, aseguran que los planos de trabajo de la empresa no se corresponden con la realidad y tachan de "fraudulenta" la documentación aportada. Así, aunque los planos "están firmados por un técnico competente y con fecha de mayo de 2016", no se tiene en cuenta la autovía ni la glorieta que da acceso el núcleo. Tampoco el tanatorio ni el aparcamiento de un restaurante cercano ni las nuevas instalaciones deportivas. Además, obvia la canalización del servicio de suministro de agua del pueblo y también el millón de toneladas de material que se acopió en la zona durante la construcción de la autovía.

En la alegación, firmada por el ingeniero de Minas José Carrasco, advierten de que existe un informe desfavorable de la Demarcación de Carreteras del Estado y de la proximidad de la potencial cantera a algunas viviendas del pueblo y al Camino de Santiago.

La vecindad se muestra preocupada por los múltiples planes industriales a los que hace frente Valdés. Están pendientes las resoluciones sobre las posibles minas de oro, plata y cobre en el valle de Paredes y ya se rechazó una central de producción eléctrica en el río Esva y una planta de cultivo de mejillones en la costa de Querúas.