Una decena de vecinos de la parroquia de Carballo se enfrentaron ayer al juicio por la denuncia interpuesta por el párroco Francisco Javier García "Pachi" el pasado mes de septiembre por presuntas coacciones al impedirle oficiar misa en la iglesia.

El juicio no llegó a finalizar al expresar el sacerdote su deseo de que no se condenara a ninguno de los denunciados. La magistrada del juzgado de primera instancia e instrucción número 1 de Cangas del Narcea preguntó directamente al denunciante la pena que buscaba imponer a los acusados y en ese momento el cura de la parroquia expresó que no quería que se impusiese una condena, por lo que el juicio se interrumpió, quedando por ahora en suspenso.

Los vecinos no entienden por qué su párroco dejó que la denuncia llegase al juzgado si no buscaba condenar a nadie e insisten en defender que "en ningún momento le insultamos o agredimos, ni siquiera se le impidió entrar en la iglesia porque ni lo intentó", recuerda Benigno Acero.

Los vecinos siguen pidiendo un cambio de sacerdote para la parroquia y, sobre todo, que se recojan los restos óseos que aseguran que se tiraron a dos escombreras durante el inicio de las obras de ampliación del cementerio hace un año, detonante de la actual situación de enfrentamiento.

Unas obras que se han reiniciado recientemente con la colocación de ocho módulos de nichos. "El Ayuntamiento aprobó la licencia de obras de forma condicionada, sin embargo, no han esperado a que la licencia estuviese completa para iniciar los trabajos de nuevo", denuncia Acero.