"Los vecinos presumen de que tienen una energía calorífica que satisface sus necesidades de confort y a un precio competitivo". El que habla es Luis Senovilla, concejal del Ayuntamiento de Cuéllar (Segovia), en relación a la instalación de una caldera de biomasa en esta localidad, unida a un sistema de calefacción urbana. Da servicio a 1.100 personas desde el año 1999.

"Es una experiencia muy positiva", asegura Senovilla. Junto al de Cuéllar, el caso de Villayón se expuso ayer en Navia, en la segunda jornada informativa dedicada a la energía de la biomasa dentro del proyecto "Life Biobale" que se desarrolla en el concejo. Ahorro, limpieza y comodidad son las facultades por las que destaca este tipo de energía.

"La comunidad de Cuéllar se beneficia de que más de 550.00 litros de gasóleo al año no estén circulando por sus calles. Significa que los gases contaminantes, el azufre, ahora no están. Los usuarios tienen calor pagando un precio muy competitivo, incluso ahora que el gasóleo está barato", añade Senovilla.

La alcaldesa de Villayón, Estefanía González, también se muestra "muy satisfecha" con la instalación llevada a cabo en 2009, que abastece a varios edificios públicos, entre ellos el colegio. "Ofrece agua caliente y calefacción a diversos edificios. El ahorro está en torno al 40 por ciento", señala González, que niega que se hayan generado molestias con la instalación de la caldera. "No hay ningún problema", reseña.

El proyecto de biomasa pensado para Navia incluye la posibilidad de crear un sistema de calefacción urbana por el cual varios edificios recibirían el calor de la planta, proyectada junto a la piscina municipal.

"La región tiene dos grandes potenciales: la biomasa y la geotermia de agua de mina", apuntó el director general de Minería y Energía, Isaac Pola. En Asturias existen cuatro instalaciones de calefacción comunitaria, una cifra muy inferior a la media europea. "En un tipo de infraestructura que tiene recorrido, y que sirve para aprovechar ese potencial autóctono", remató.