El exconcejal de Urbanismo, Medio Rural y Medio Ambiente de Castropol, Juan Expósito, juzgado ayer en Avilés por un supuesto acoso sexual a una empleada de la limpieza, negó durante la vista haberse sobrepasado con la denunciante. "No la toqué", "no le hice nada, son todo mentiras", dijo al juez en su comparecencia en el Juzgado de lo Penal número 2 de Avilés. En el ejercicio del derecho a la última palabra aseguró, dejando boquiabiertas a las acusaciones: "Yo no la acosé ni la forcé, eso son todo mentiras. Solo le dije si me daba un beso porque estaba muy guapa". Expósito Freije dimitió como edil el pasado diciembre, aduciendo motivos personales.

La vista, señalada para el pasado noviembre y que se aplazó al presentar la defensa nuevas pruebas, se prolongó durante unas cuatro horas. Los hechos enjuiciados se remontan al puente de mayo de 2015 y coinciden en el tiempo con la celebración de la segunda edición del Festival de la Ostra. La trabajadora (que no tiene medios para desplazarse) tuvo que trabajar ese fin de semana con motivo de la feria gastronómica y Juan Expósito la llevó a la carpa de la fiesta.

"De camino me dijo que iba a procurar dar trabajo en verano a uno de mis hijos y me tocó en la pierna. Cuando aparcó y me iba a inclinar para quitar el cinturón se abalanzó sobre mí, me pasó el brazo derecho por encima y me pidió que le diera un beso. Lo aparté, le pregunté qué estaba haciendo y me dio el beso. Lo consiguió, cedí para poder quitarme el cinturón", explicó ella. La mujer, que llevaba 16 años trabajando para el Ayuntamiento, subrayó que tras presentar la demanda se le cambió de destino (de Figueras a Castropol) y que Cáritas le llegó a quitar la ayuda de alimentos de la que era beneficiaria. "Nunca me pidió perdón y me suplicó por Dios que no le denunciara (...) Cuando me mandaron a Castropol me vigilaba y perseguía", añadió.

En la vista declararon una decena de peritos y testigos, entre ellos el alcalde, José Ángel Pérez García; la teniente de alcalde, María Teresa Dorado; el concejal Ramón González Iglesias y el expresidente del comité de empresa del Ayuntamiento. Dorado y el regidor se reunieron con el acusado y la supuesta víctima tras ser alertados por el comité de que se había producido un presunto caso de acoso. La teniente de alcalde expuso que el acusado le aseguró en un primer momento "que no había pasado nada", pero después reconoció "que le había tocado una pierna" y que había dicho a la limpiadora que "estaba muy guapa". María Teresa Dorado recomendó dimitir a Juan Expósito (los hechos trascendieron en época electoral), pero él se negó. El Alcalde, que reconoció tener una relación de amistad con el acusado, dijo que en esa reunión "Juan pidió perdón" y "ella mantuvo que iba a presentar denuncia de todas maneras".

En el juicio salió a relucir un expediente abierto por aquel entonces al presidente del comité, con quien la víctima se puso en contacto en busca de asesoramiento tras sufrir el presunto acoso. El sindicalista aseguró que el "secretario del Ayuntamiento" le dijo que le retirarían el expediente (relacionado con un incidente previo) si mediaba para que M. J. Á. Q. quitara su denuncia. El concejal Ramón González, en cambio, dijo que había sido el presidente del comité el que relacionó las dos cosas.

El caso quedó visto para sentencia. La fiscal solicitó una condena de multa de 2.880 euros y el pago de una indemnización por daños morales a la víctima de 15.720 euros, pena similar a la que pidió la acusación particular (cinco meses de cárcel substituibles por multa). La defensa y el abogado del Ayuntamiento de Castropol pidieron la absolución. "El acoso requiere reiteración, en todo caso esto sería una falta de coacciones, y no se puede desligar el expediente abierto al sindicalista de la denuncia de la mujer", aseveró el letrado Ernesto Tuñón.