La localidad tinetense de Villanueva de Rañadoiro está logrando mantenerse joven y activa a pesar de los tiempos difíciles que atraviesa el mundo rural. En sus casas todavía queda gente joven dispuesta a apostar por el pueblo e, incluso, niños de corta edad.
La ganadería de vacuno de leche es la principal ocupación de los habitantes del pueblo. Siete explotaciones familiares, con una media de 80 cabezas de ganado cada una, continúan dando vida a la localidad, perteneciente a la parroquia de La Pereda, con una tradición muy arraigada de producción de leche.
"Somos ganaderías familiares y últimamente está habiendo incorporaciones en algunas casas, así que el pueblo tiene relevo generacional", apunta José Manuel Fernández. Un ejemplo es el de Jovino Rodríguez, que decidió apostar por dar continuidad al trabajo familiar por vocación. "Siempre me gustó la ganadería y por eso quisiera continuar aquí, pero es verdad que tenemos muy poca ayuda", explica el joven, mientras su abuelo, José Antonio Rodríguez, añade: "Es la administración la que está envejeciendo los pueblos con la falta de apoyo a los jóvenes".
Una de las reivindicaciones de los pueblos es que se ofrezcan facilidades para animar a que los jóvenes se queden, y en la educación de los niños está la principal preocupación.
Corín Galán, con dos hijos, tuvo que pelear este curso para que su hija en edad escolar pudiera contar con el transporte que la lleva hasta la escuela de El Pedregal. "En los pueblos de alrededor tienen transporte y mi hija no tenía derecho porque le correspondía ir al colegio rural de El Pedregal, algo que no veíamos justo", explica Corín Galán, que asegura que para ellos era imposible realizar el traslado de la niña a clase, como les proponía la Consejería de Educación, por coincidir el horario de los desplazamientos con el momento de más trabajo en la ganadería.
Villanueva de Rañadoiro es un pueblo relativamente joven, no solo por sus pobladores, sino también por su edad. Cuentan los vecinos que siempre escucharon relatar a sus mayores que la localidad nació como una braña perteneciente a unos condes y que su historia podría iniciarse en el siglo XV. Algo que deducen también al mirar para sus fincas que, a pesar de no contar con concentración parcelaria, tienen una extensión considerable "porque, al tener menos años, hubo menos particiones de terreno", explican.
Lo que les preocupa ahora es el creciente número de líneas de alta de tensión que se sitúan a su alrededor y que ya están teniendo consecuencias.
"Cuando vamos a colocar los cables del pastor para cerrar a los animales en las fincas cercanas a las torres tenemos que ir con guantes porque, según los días, nos da corriente", denuncia José Antonio Rodríguez.
