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Sumar a los jóvenes, el reto de la donación

"La sangre no se puede fabricar, tan sólo se obtiene de los brazos", apuntan las entidades que promueven las extracciones

Manuel Ángel Santos y Pablo Mata, en Boal. G. GARCÍA

Cada gota de sangre cuenta. Cada donante que aporta la suya suma. La importancia de este líquido para la asistencia sanitaria es crucial, y no está de más recordar que no se puede fabricar, y que la única manera de que los profesionales puedan disponer de ella es a través de las donaciones de los ciudadanos. Con una población cada vez más envejecida, los jóvenes son la gran esperanza para mantener las cifras actuales de voluntarios y seguir disponiendo así de la sangre suficiente para seguir salvando vidas.

"Queremos recordar la importancia de la donación de sangre, y renovar el mensaje de que hace falta que la gente se anime a ello para que los pacientes reciban las transfusiones que necesitan", explica Pablo Mata, médico del Centro Comunitario de Sangre y Tejidos de Asturias. Esta semana visitó Boal, junto con Manuel Ángel Santos, presidente de la Hermandad de Donantes de Sangre del Principado, para hacer hincapié en esta necesidad.

Aunque Asturias se encuentra en una situación de "normalidad" en cuanto a donaciones, los expertos señalan que el número de transfusiones va en aumento. "Seguirá siendo así en las próximas décadas, y por tanto será más necesario que la gente done sangre", recalca Mata.

En la región son donantes de sangre unas 27.000 personas, que realizan, de media, unas 43.000 donaciones al año. Todas ellas son aprovechadas hasta la última gota: "La sangre es un elemento cotidiano en el día a día de nuestros hospitales. Todos los días hay de 250 a 300 transfusiones que precisan de este líquido", subraya el médico. Se destinan, por ejemplo, a paliar los efectos de la quimioterapia y la radioterapia, en intervenciones quirúrgicas, en los transplantes de órganos o médula y en los accidentados.

La mayoría de los ciudadanos son donantes potenciales de sangre. "Puede serlo cualquier persona que esté sana, sea mayor de 18 años y tenga un peso superior a los 50 kilos", explica Manuel Ángel Santos, que recalca que el proceso para aportar sangre al sistema "no puede ser más sencillo".

De hecho, basta con acercarse a cualquiera de los puntos de donación, fijos o móviles, que se pueden encontrar a diario por Asturias. Si es la primera vez que se acude, los sanitarios tomarán los datos del donante y evaluarán mediante un pequeño test si su salud es la apropiada para realizar esta acción. El médico tomará la tensión arterial, el pulso y, a través de un pequeño pinchazo en la yema de un dedo de la mano se medirá el nivel de hemoglobina. En caso de recibir luz verde, se pasará a la camilla de donación.

Una vez en posición, se procederá a la extracción, siempre controlada por los sanitarios, y, una vez finalizada la donación, se pasa al periodo de recuperación, en el que es recomendable ingerir líquidos y algún alimento sólido. Todo este proceso ha llevado apenas un cuarto de hora, unos minutos que valen su peso en oro: pueden salvar vidas.

"La sangre no se fabrica, hay que sacarla de los brazos. Todos los hospitales, desde los cimientos hasta la última teja, se pueden fabricar; la sangre no", incide Manuel Ángel Santos, que apunta que el Occidente tiene unos índices de donación "bastante altos". En Boal se podrá donar sangre el lunes frente a la Casa de Cultura.

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