San Martín de Luiña echó ayer de menos al vecino que cantaba tonadas durante los mercados vaqueiros: Laurentino Garrido Castro. El hombre murió a los 97 años sin poder asistir a una nueva edición del mercado. El cudillerense logró mantener siempre viva la llama del medio rural y colaboró con los vecinos para organizar citas que recordaban las costumbres del campo.

Según su familia, el pasado invierno superó cinco neumonías, pero en las últimas semanas su salud empeoró.

Garrido nació en una casa de ganaderos de Brañaseca. Con 20 años se afincó en San Martín de Luiña. Allí permaneció hasta que por motivos de salud se trasladó a Avilés. Trabajó en el campo, como cantero y en labores propias del sector forestal. En un homenaje que le brindaron en 2010 aseguró que para ser longevo "sólo hay que aguantar y no tener miedo a la muerte".