"Disgustados" y "sorprendidos". Así dicen sentirse los vecinos de la parroquia de Zardón, en Cangas de Onís, tras conocerse por LA NUEVA ESPAÑA que el cadáver de su vecino Cándido García Tomás, que durante 44 años fue cura en Tineo, será exhumado debido a una demanda de paternidad impuesta hace unos meses por cuestiones de herencia.

Este proceso no ha sentado bien a lugareños como Julita Tamés. "Conozco a Cándido desde que era una cría y su conducta siempre fue intachable. Nunca oímos nada de que pudiera tener un hijo, todo esto nos coge por sorpresa y sinceramente cuesta creerlo", señaló ayer esta vecina de Zardón. "Espero que quien lo haya pedido esté muy seguro de lo que hace, porque desenterrar a alguien es algo muy sagrado. ¿Por qué no le reclamaron la paternidad en vida y cuando él podía defenderse?", se preguntaba.

El párroco, natural de la localidad canguesa de Busto-Vela ("Gustevela" según la toponimia en asturiano que pertenece a la parroquia de Zardón junto con Santianes de Ola, Igena y Zardón) murió el pasado 27 de noviembre a los 70 años de edad, tras hacer frente a una grave enfermedad. Sus cuatro hermanos (Ramonín, Jano, Abelardo y Angelín) están fallecidos, por lo que sus familiares más cercanos son cuatro sobrinos que aseguran que no conocían la existencia de un descendiente de su tío.

En Busto-Vela, pueblo con difícil acceso recientemente repoblado -sólo se llega en todoterreno- ya no le quedan parientes del cura, aunque la casa familiar sigue en pie. En Zardón, cabeza de parroquia en la que sólo habitan tres familias de continuo, la noticia de la autorización por parte de un juez para realizar las pruebas de ADN al cadáver fue ayer el principal tema de conversación.

Los lugareños apuntan que "cuesta creer" que Cándido tuviera un hijo porque "era un hombre muy recto, siempre dispuesto a colaborar y echar una mano en lo que hiciese falta", expresó María Dolores González.

Como ejemplo pone el reciente arreglo del tejado de la iglesia de Zardón, con el que García colaboró económicamente. "En abril siempre venía a hacer una misa por sus padres fallecidos, Selina y Ramón, e invitaba a todos a un pincheo. No hay nadie en este pueblo que tenga una mala palabra contra él porque siempre se preocupaba por todos", apuntó. Las visitas del párroco de Tineo se hicieron más frecuentes a Zardón desde 2011 a raíz del fallecimiento de su hermano, Abelardo, que ejerció como cura en Ciaño y también está enterrado en el cementerio de la localidad canguesa. "Venía a acicalar el panteón familiar con mono y sombrero. Es imposible no tenerle cariño a esta familia. Su hermano Abelardo intermedió para que mi sobrino, que ahora trabaja de joyero en Gijón, pudiera estudiar a través de la Fundación Revillagigedo cuando mi hermana se quedó viuda" contó el vecino de Margolles José Ramón Fernández.

"Fíjate si le querían que el 1 de mayo vinieron una veintena de antiguos compañeros a decir misa por él aquí", ejemplifica. Como el resto de feligreses confía en que la historia de la posible paternidad de Cándido no ensombrezca sus méritos y buen hacer en vida.