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Vicent no esconde su cáncer, lo pasea

El peregrino suizo recala en Luarca en su travesía por Europa en bicicleta para ayudar a los que sufren tumor cerebral: "Algunos se avergüenzan"

Vicent, en la plaza de Alfonso X el Sabio de Luarca. A. M. SERRANO

A Vicent el cáncer se cruzó en su camino en uno de sus mejores momentos vitales: cuando tenía trabajo y una vida estable y empezaba una trayectoria agradable al lado de su esposa y dos hijos. "Todo se transforma y todo se vuelve un caos", dice.

Este suizo -que no quiere hacer público su apellido- lucha contra un tumor cerebral desde hace cuatro años. Este experiencia le ha hecho reflexionar sobre la situación de muchos pacientes y familias que pasan por el mismo problema y no saben qué hacer o a qué institución acudir en busca de ayuda.

Para dar visibilidad a estos casos, él ha hecho su propio desafío. Se subió a su bicicleta en Trondheim (Noruega) hace siete semanas y cruzó Europa en soledad. Estos días, pasa con su escaso equipaje por la costa norte de España para llegar a Santiago de Compostela. Una de sus paradas fue Luarca. Dice Vicent que tiene dos objetivos: concienciar sobre la existencia de la enfermedad y unir a las familias. Está convencido de que los pacientes y sus seres queridos necesitan hablar del problema. "En este tiempo me he dado cuenta de que este enfermedad, el cáncer de cerebro, es como el Sida en los años sesenta; todo el mundo mira para otro lado y algunos pacientes hasta se avergüenzan", señala.

El primer paso para evitar esta situación, dice, es hacer real el problema. Después, llega el momento de juntar a los afectados y Vicent está en este camino. A través de su particular ruta jacobea promociona a la Fundación "Cerebrum" (www.cerebrum.ONE). El suizo está convencido de que la unión hace la fuerza y de que los interesados en ayudar deben tener una referencia. "Si se organiza un acto, debería estar visible un logo, una imagen que se pueda identificar fácilmente para saber de qué se trata", opina .

Vicent, que ya realizó otros tres desafíos a pie por los Alpes, eligió ahora la bicicleta para descansar "algo" sus piernas. Tiene fuerza, se siente bien y está orgulloso de su trabajo. Espera que su esfuerzo y los 5.000 kilómetros de recorrido sirvan para ayudar a otras personas y para cambiar las cosas en un futuro próximo.

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