Desde bien joven, con apenas diez años, Manuela Victoria Pérez, "Manolita", ha vivido ligada al campo. A esa edad comenzó a ayudar a su abuelo con la molienda en El Bao, y siguió dedicada a las faenas de una explotación agrícola una vez se trasladó a vivir a Villapedre junto a su marido. Ha conocido de primera mano el avance en el desempeño de las tareas más duras, que compaginó con el cuidado de toda una familia. Ahora, a los 83 años, disfruta de su merecido descanso, aunque reivindica "más reconocimiento" para un papel, el de la mujer rural, "que debe ser tratado como se merece", reivindica.

La petición de Manolita se dejó sentir ayer en la celebración, en Villapedre, del Día Internacional de la Mujer Rural, que impulsó el Consejo de la Mujer de Navia. Junto a Manuela Victoria Pérez, se destacó a su hija, Josefina López, ganadera y empresaria del sector turístico, dedicada al medio rural "por vocación", y que ha sabido transmitir ese amor por la vida en el campo a sus hijas. Una de ellas también se dedica de forma profesional al sector.

"Desde joven me tocó xoncer las vacas, sembrar el trigo y cocer el pan, una vez por semana. También sembrábamos patatas: el peor momento era cuando había que recogerlas", recordó Manuela Victoria Pérez de sus tiempos de juventud. A lo largo de toda su trayectoria profesional, contó, se fueron dando avances: la cuadra para el ganado, un macho y luego un tractor para hacer los trabajos más duros, y dejar el trigo para dedicarse al maíz, "un cambio que costó sudor y lágrimas".

Echando la vista atrás, Manolita confiesa que se siente "muy contenta de haber nacido en el medio rural", pero no tanto de haberlo hecho en un tiempo difícil: "Fueron años muy duros, costosos, y poco reconocidos para el trabajo de todas las mujeres. Hacíamos el mismo trabajo que los hombres, y más, porque cuidábamos de la familia"; por ello pide que se siga avanzando para dar entidad al trabajo que realiza este sector de la población.

Su hija Josefina reconoce que el trabajo de su madre le dio facilidades para dedicar su vida al campo: "Viví con ella parte de las dificultades. Gracias a su labor, mi camino fue mucho más llevadero". Ahora ella es la propietaria de una explotación con doscientas cabezas de ganado y ha diversificado su actividad con la creación de un negocio de alojamiento rural.

"Son condiciones muy diferentes, hubo muchos cambios. Tenemos la titularidad compartida en las explotaciones ganaderas y la baja maternal, que es muy importante", apunta Josefina López, que también deja claro que el tiempo libre es esencial para poder desarrollar una vida plena: "Veo necesario tener más tiempo libre para que nos podamos relacionar con el resto de la sociedad", dice, al tiempo que pide medidas "para que la mujer se incorpore al mundo rural y que esto tenga futuro".

Para Mirta Pérez, quien fuera destacada como "mujer rural" y ahora es edil del ramo, señala que "la mujer en este ámbito es fundamental, no sólo haciendo el trabajo en la ganadería o la agricultura, también con las labores de casa y de cuidadora de padres o abuelos". La concejala Marga Suárez subraya la importancia de que exista un tejido asociativo en el municipio, y María Jesús Álvarez, consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, recalca que "no se podrá recuperar un territorio rural vivo sin mujeres, que somos imprescindibles y la clave del futuro del campo".