Los repetidos temporales que viene sufriendo la costa occidental asturiana desde el pasado mes de diciembre han provocado cambios profundos en algunas playas del litoral. Aunque no han sido de una magnitud sobresaliente, su fuerza ha sido suficiente para arrastrar grandes cantidades de arena y crear importantes taludes y muros, y hasta para llevarse por delante parte de las dunas existentes. "Es algo relativamente común en toda la costa. Los temporales retiran gran cantidad de material. Las playas se irán recuperando poco a poco", explica Germán Flor Blanco, investigador de la Universidad de Oviedo y experto en la materia.
En Navia, Frexulfe y el arenal que se comparte con Valdés, Barayo, son los puntos más afectados. "El mar ha trabajado mucho, y se ha llevado mucha arena en las últimas semanas, por las grandes mareas que hemos tenido", explica el edil de Playas, Marino Fernández. "Es algo", dice, "poco frecuente" por la magnitud, pero que se suele repetir a menor escala cada invierno. "Confiamos en que se recupere de cara a primavera", dice.
Germán Flor, por su parte, explica que "cuando hay temporales muy fuertes, las playas tienden a perder arena", y una vez que la han perdido toda, afecta a la duna. Un episodio parecido al actual se dio en 2014. "Ese año en toda esa zona se perdió mucha arena en muchas playas", apunta Flor Blanco, que señala que entre ese punto y el pasado mes de diciembre, plazo en el que no ha habido fuertes temporales, "el sistema se ha ido recuperando".
En el punto actual se nota el efecto de los varios temporales sufridos desde diciembre. "Hay que ver en un futuro cómo se va comportando. La playa se irá recuperando, pero llegar a los niveles de 2011 o 2014 será muy complicado", incide el experto, que añade que se trata "de una tendencia generalizada en todo el litoral atlántico". Por lo tanto, cabe aguardar, y en caso de precisar actuaciones, "realizar un estudio pormenorizado, y ver qué hacer y de dónde hay que sacar la arena, porque cada sistema es diferente".
En Valdés, el movimiento de arena en las playas de Barayo y Otur se observa como algo "natural". El Gobierno asegura que no tiene competencias para actuar, pero, más allá de esta circunstancia, el concejal de Obras, Ricardo García Parrondo, señala que actuar antes de la Semana Santa "es muy comprometido", "El mar puede volver a mover la arena y sería dinero perdido", señala.
Lo cierto es que las dunas de Otur están a punto de desaparecer. La imagen actual contrasta con la de antaño, cuando para acceder a la primera línea de playa había que sortear el sistema dunar. La llegada del agua a la zona de los aseos, de las duchas y de la viviendas construidas en el arenal deja además varios daños que, según el Gobierno valdesano, son menores.
La asociación de vecinos de Otur también resta importancia a este fenómeno natural. "No podemos manejar la naturaleza, y el mar siempre movió la arena", dice la presidenta de la asociación de vecinos, María Asunción Iglesias. "Es cierto que lo más cómodo sería que la playa fuera accesible siempre, pero también tenemos que respetar estos fenómenos naturales", indica. En Otur, el talud que creó el mar con el movimiento de arenas no es tan alto como el que se puede observar en Barayo. En todo caso, sí dificulta, pero no impide, el acceso a la zona que utiliza los usuarios para llegar a la zona de arena. En cuanto a los intereses turísticos, tanto el Gobierno como el colectivo vecinal de enclave opina que los visitantes buscan parajes cada vez más agrestes. En este sentido, ver una estampa como la que ofrece en la actualidad la playa Otur no sería impedimento para los potenciales usuarios.
