José Luis Varela Cereijo, el septuagenario sacerdote de las parroquias de Vegadeo, Abres y Seares, falleció ayer en el Hospital Monte Naranco de Oviedo, tras caer enfermo a finales del pasado mes de enero. Vegadeo y su entorno lamentan la pérdida de una persona que, en sus más de dos décadas de trabajo en la zona, dejó una impronta inmejorable: "Era una persona muy servicial con los feligreses, siempre ayudaba en todo lo que podía. Es una pena su muerte", dicen los vecinos.

Varela Cereijo, natural de la localidad lucense de Chantada, llegó a Vegadeo en julio del año 1995. Hasta el pasado 28 de enero estaba al frente de las parroquias de Nuestra Señora de la Asunción de Vegadeo, Santiago de Abres y Santa Cecilia de Seares. Ese día, sus problemas de salud le llevaron a ingresar en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), y al agravarse su situación, se derivó al Monte Naranco, donde pasó sus últimos días. "Quiso estar en sus parroquias hasta el final, hasta que las fuerzas le aguantaron", destacan los allegados.

Uno de sus legados más importantes es la creación de la Hermandad de Nuestra Señora de la Asunción, de la que fue uno de sus impulsores, y en la que ahora ejercía como consiliario. "Era un sacerdote al que le pedías cualquier cosa relacionada con el culto y siempre lo tenías para lo que pudiese ayudar. No tenía ningún inconveniente en usar su tiempo para los demás", destaca María Cruz Álvarez de Linera, presidenta de la cofradía.

Otros feligreses consultados coinciden con esta apreciación, y describen a Varela Cereijo como una persona "amable, cercana y muy accesible" para todo vecino. "Se le tenía mucho cariño en toda la zona. Estuvo hasta el final al pie del cañón, y aunque llevaba unos años enfermo, no quiso nunca dejar de ser nuestro sacerdote", recalca una de las feligresas.

Los vecinos le brindarán hoy, a mediodía en la iglesia de Vegadeo, el último adiós a su sacerdote. Sus restos mortales serán trasladados posteriormente para recibir sepultura en Chantada, su localidad natal.