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Fernando Granda

El tren, nuestra red tan poco utilizada

El atractivo turístico de la infraestructura ferroviaria asturiana

La próxima llegada de trenes rápidos, según las previsiones sin precisar del Ministerio de Fomento, sus largos retrasos y sus problemas de trazado y obra quizá no dejen ver en nuestra región otras oportunidades no aprovechadas. El Principado es la región con mayor infraestructura de vía estrecha del país y puede que también sea la que peor la rentabiliza. De los grandes proyectos, quizá más soñados que realizables, se pasó al deterioro por falta de presupuesto y abandono. Asturias fue una de las pioneras en la construcción de ferrocarriles cuando en España solamente existían dos en funcionamiento. Sus vías van de este a oeste y de sur a norte comunicando una gran área del territorio. Puede que parte de su diseño esté bastante anticuado, pero lo básico de su estructura está ya hecho. ¿Por qué desaprovecharlo?

Un medio de transporte en auge como el ferrocarril es cada vez más utilizado y muchos países inauguran o conservan y potencian itinerarios para dar a conocer comarcas, para dotar de movilidad a los residentes, para rebajar la contaminación. España parece ir en sentido contrario. En vez de modernizar trazados y facilitar la comunicación entre zonas con malas carreteras se fueron cerrando trayectos por escasa rentabilidad mientras se iniciaba la red de veloces aves. No interesaban las causas por las que los viajeros no empleaban este transporte, en muchos casos por la ridícula frecuencia del paso de convoyes por los distintos puntos del recorrido. Trenes que en realidad no daban servicio a las necesidades de traslado del probable usuario, trenes que no servían para ir o volver del trabajo, no coordinados con la vida laboral, ni comercial, ni vacacional. Así, Mercè Sala, presidenta de Renfe durante el Gobierno de Felipe González, cerró más de mil kilómetros de trayectos ferroviarios, entre ellos la Ruta de la Plata, cuya reapertura se vuelve a pedir por diversos estamentos insistentemente ante la necesidad de transporte más sostenible.

Pero también se reivindica el ferrocarril para uso turístico colectivo, ya que en este medio el viaje es más cómodo y tiene más posibilidades de paradas puntuales a diferencia del avión y de los vehículos particulares. Y no me refiero al Transcantábrico o el Al Andalus, de lujo y poco asequible para la mayoría. Señalo famosos trenes como el Bergen-Oslo, el Sóller-Palma o los peruanos que suben al lago Titicaca o al Machu Pichu, por poner ejemplos exóticos pero de éxito permanente. Si buscamos itinerarios en la red española nos encontramos con trenes por Galicia, País Vasco o la Meseta que llevan a faros marineros, campiñas de famosos vinos, antiguas zonas mineras o industriales o recorridos costeros. Pues bien, trayectos similares y muy atractivos se pueden promocionar en Asturias.

Rutas de la manzana, de la avellana, de los quesos, de los puertos balleneros, de la minería, de los bosques, de la nieve, de los faros, las playas, la Naturaleza, de la sidra, de la Prehistoria, del Prerrománico? de la gastronomía. Alguna de ellas funcionó un tiempo pero fue cerrada por utilizar un material obsoleto, lento y mal gestionado. ¿Por qué funciona el tren minero del Valle de Samuño y fracasaron el de la Biosfera o el del Alto Aller? Son muchos los forasteros admiradores del paisaje astur que echan en falta convoyes turísticos para contemplar el paisaje, visitar monumentos, cubrir rutas gastronómicas, lanzaderas para las playas evitando atascos veraniegos, el Camino del Norte a Santiago? y describen con entusiasmo el turismo ferroviario por diversos parajes europeos, americanos, asiáticos.

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