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Los magufos están de moda

De las negativas a las vacunaciones a los métodos de gobierno "alternativos"

Magufo" es un nuevo vocablo que define a los creyentes en la magia, en la medicina alternativa, en los extraterrestres y/o en las teorías de la conspiración como sucedáneos de la aburrida ciencia. Lógicamente, su invención corresponde a un gallego escéptico -valga la redundancia- que ideó la palabra a base de combinar "mago" con "ufólogo" o especialista en ovnis. UFO, como el lector sabe, son las siglas en inglés de "objeto volador no identificado".

Las teorías de los magufos están de plena actualidad estos días, quizá para desgracia de un chaval de Gerona que contrajo una enfermedad tan anacrónica como la difteria. El mal había sido erradicado de España hace ya casi treinta años gracias a las masivas campañas de vacunación; pero el niño no estaba, al parecer, inmunizado. A reserva de que el dato se confirme, cuentan algunas crónicas que sus padres habían decidido no ponerle la recomendada dosis por razones o creencias de orden personal.

Aun si éste no fuese el caso, existe, en efecto, una corriente de pensamiento -o más bien de fe- que lleva a quienes la profesan a renegar de este tipo de profilaxis. Algunos de sus miembros más moderados consideran que las vacunas son innecesarias dado que basta con dejar que las enfermedades a prevenir sigan su "proceso natural" y el paciente se cure por sí mismo. Los radicales sostienen directamente que las vacunaciones responden a una conjura de las empresas farmacéuticas aliadas con el gran capital. El infame propósito de todo esto sería, según los más alucinados, el de reducir el exceso de población del mundo.

No sólo en el ramo sanitario florecen los magufos, naturalmente. Son legión los que creen con la fe del carbonero que Elvis Presley está vivo: y algo menos numerosos, pero igualmente multitudinarios, los que declaran su convicción de que el hombre nunca desembarcó en la Luna. Nada de lo que sorprenderse si se advierte que un 25% de los españoles consultados en una reciente encuesta declaró, tajantemente, que el Sol gira alrededor de la Tierra y no al revés.

También en el gremio de la política se da el pensamiento mágico propio de los magufos. Donde otros niegan la eficacia de las vacunas, los de esta especialidad gubernamental refutan el valor de la oferta y la demanda como ley que mueve el mundo. A su juicio, basta con decretar en el BOE la orden de que todo ciudadano tenga una vivienda, un sueldo decente y un coche para que -hale, hop- se obre el prodigio de la conversión de los deseos en realidad. La creencia en la magia hace el resto.

La llegada del nuevo milenio, que es época de portentos, parece haber excitado la fe en estos fenómenos que por lo general se identifican con la palabra "alternativa". Se oye hablar más que nunca de terapias, medicinas, empleos y hasta métodos de gobierno "alternativos", que tanto recuerdan a las prédicas de los viejos buhoneros y sacamuelas en las ferias. Ahora se los conoce por el novedoso magufos.

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