Los partidos gijoneses, liderados en su mayoría por gentes con el colmillo político retorcido y bien retorcido, saben que la firma de la declaración institucional de hoy para reclamar la puesta en marcha del plan de vías es, pura y simplemente, el inicio a nivel local de la precampaña electoral de cara a las elecciones del 20 de diciembre. Elecciones generales, por supuesto.
Las encuestas revelan que el PP remonta con dificultad y a la hora de pactar se ve lastrado por el bajón que sufre Ciudadanos, que en Gijón y Asturias ha tenido resultados mucho más discretos de los esperados. Los socialistas, con el apoyo de Podemos y de algunos otros partidos de la izquierda, atisban la recuperación de la Moncloa. Con ese panorama, por parte y parte, todo va a ser bueno para los respectivos conventos.
El plan de vías de Gijón es el primer balón que pueden rematar gobierno local y oposición local, juntos y de la mano. Saben de sobra que es un asunto parado hasta que el mundo de la construcción recupere el pulso y reaparezcan inversores interesados en construir en los terrenos que el levantamiento de los raíles ha dejado libres.
Los partidos saben que una reciente movilización popular liderada por una asociación de vecinos y apoyada desde el gobierno local fue una decepción por la escasa asistencia a la misma. La declaración institucional a firmar esta mañana está muy bien porque las reclamaciones locales no se pueden dejar de lado, y menos en el comienzo de la semana más importante del calendario de Gijón. No hay que sacar gente a la calle ni poner pancartas en el balcón de la Consistorial, y si el PP de Gijón en un ejercicio de ingenuidad pica el anzuelo, mejor que mejor. Pero todos los gijoneses saben que hay reclamaciones más importantes pendientes y por las que nadie parece querer mover un dedo o pasar a la firma un documento conjunto.
