La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sol y sombra

El gran desafío

Las bazas del Partido Popular frente a una opinión pública adversa

Los populares sostienen que la clave para frenar al PSOE es convencer a los electores de que la ambigüedad constitucional embarga al adversario y que ellos son los únicos capaces de defender la unidad de España. El problema para el PP puede ser confiar, a la vez, en que la indefinición socialista proporcione el rédito suficiente para obtener unos resultados en las urnas que le permitan gobernar. La izquierda fraccionada tiene más posibilidades de seguir juntando votos y no parece que sea el sentimiento de unidad nacional un aglutinador del sufragio, incluso en las circunstancias adversas que plantea el caso de Cataluña.

Mariano Rajoy, preocupado en el único afán de sacar a España del peligro de la estigmatización económica, se ha presentado en el final de la legislatura como el hombre que no puede caminar y masticar chicle al mismo tiempo. Se olvidó, con una mayoría absoluta, de cambiar la ley electoral, algo que a la vista de los resultados de las autonómicas y municipales le hubiera sido especialmente útil a su partido. Y no ha querido oír hablar de la reforma electoral, que ahora de manera extemporánea ha sacado a relucir en el peor momento con interlocutores poco adecuados por la radicalización en la izquierda.

De modo que los populares, en una situación delicada por la corrupción que sale a flote casi a diario y con la opinión pública en contra, intentan que los españoles entiendan su singularidad en defensa de la Constitución. Es su gran baza, además de la económica que no ha encontrado todavía la dimensión en el espacio para cuajar en el ánimo del país.

Estamos, no cabe duda, un gran desafío. Se les pide a los votantes compromiso constitucional y que, a la vez, olviden el espectáculo del exvicepresidente económico trincado en el supuesto cobro de comisiones de Bankia. O a los sujetos de la "Púnica" como el exalcalde que utilizaba los "masajes relajantes" para sobornar, o el exdiputado asturiano que los recibía en el balneario, se sospecha que como pago de favor por parte de una empresa que se benefició de la privatización del agua. Hay decenas de ejemplos.

Conjugarlo no resulta fácil.

Compartir el artículo

stats