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Cien líneas

Poseso

Ni siquiera los cinco minutos que marcó Jara para la eternidad le valen a Trueba, ya que recibió el sábado en San Sebastián un primer premio español y con el galardón aún caliente en la mano -y los 30.000 euros correspondientes- afirmó que jamás de los jamases se había sentido español. Ni durante los mundiales de fútbol.

Íñigo Méndez de Vigo, el ministro que le acababa de dar la distinción, no tiene nada que ver con su tatarabuelo, un patriota que en la calle Cimadevilla de Oviedo se alzó el nueve de mayo de 1808 con Marica Andallón, Joaquina Bobela y un puñado de valientes contra los invasores gabachos porque si le quedase algo de aquella traza le abría arrebatado el premio y el cheque sobre la marcha y asunto concluido. Como aquello de "¿por qué no te callas?" del Rey Juan Carlos. Es más, Trueba añadió que prefería que los franceses hubiesen ganado la Guerra de la Independencia y todo a las barbas del descendiente de un héroe de aquella gesta. Por algo lo motejan como Íñigo Méndez de Frankfurt.

Sospecho que Trueba sufre como un poseso: es español, de eso cabe ninguna duda, pero no se siente tal. A quienes les ocurre algo parecido con el sexo se operan. En su caso ¿por qué no se plantea una emasculación digamos emocional? Quizá porque las penas con dinero son menos. Quiero decir que a pesar de que se ha hecho un profesional de la injuria encadenada a su patria -la desvergüenza del pasado sábado no fue ocasional- lo premian y multi subvencionan. Olé. Lleva el sufrimiento entre mieles. Y España bate récords mundiales de masoquismo.

(Para la terapia de esta semana se recomienda vivamente el "Miserere" de la Catedral de Oviedo).

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