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Joaquín Rábago

Europa de los ciudadanos: un sueño aún distante

A propósito de las marchas que, partiendo desde distintos puntos, confluirán el 17 de octubre en Bruselas

Una Europa de los ciudadanos frente a la actual Europa de los mercados reclaman los participantes en las diversas marchas que, partiendo desde distintos puntos de Europa, confluirán el 17 de octubre en Bruselas.

Las marchas recorrerán en autobús y a pie miles de kilómetros para reclamar que se devuelva a los pueblos de Europa una soberanía democrática ahora secuestrada por el mundo de la economía y las finanzas.

Son personas a quienes la creciente privatización de servicios esenciales como el agua o la firma del Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversiones importan mucho más que los problemas que puedan tener los equipos de fútbol locales.

Es significativo que una de las seis marchas que parten de España haya pretendido salir de Gibraltar pese a la negativa de las autoridades del Peñón, porque entre sus principales denuncias está la de la pervivencia, aunque sea en algunos casos bajo nuevas formas, de los paraísos fiscales. Como lo es también que, camino de Bruselas, se reúnan con las columnas de otros países en un paraíso de las finanzas y las multinacionales como Luxemburgo.

"En Europa existen territorios que son paraísos fiscales, donde rigen normas que benefician a las personas ricas, a los grandes capitales y a las empresas, y permiten la evasión y el fraude fiscal para los negocios turbios, la especulación financiera o el blanqueo de dinero de los corruptos", critican en un manifiesto.

Los participantes en las "Euromarchas 2015" critican que se haya "supeditado la democracia a la codicia de los mercados" y que a los países del Sur de Europa se les haya negado "mediante la Europa monetaria y el pacto del euro" la posibilidad de llevar a cabo "políticas autónomas para combatir un nivel de paro insoportable y salir de la crisis".

Y sobre todo denuncian las cruciales negociaciones del Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP), entre la UE y EE UU. Unas negociaciones que se han llevado a cabo prácticamente en secreto, sin participación de los ciudadanos y con la presión de los poderosos lobbies de las multinacionales, que aspiran a la creación de tribunales especiales sin control democrático alguno para dirimir sus eventuales conflictos con los Estados por eventuales medidas legislativas que puedan perjudicar sus negocios.

Es mucho lo que está en juego, y aquí seguimos entretenidos en cuestiones tan bizantinas como si Cataluña es "nación", "comunidad nacional" o "nacionalidad", es decir, el equivalente moderno del sexo de los ángeles.

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