Cuando uno ya va por la vida acercándose a la danza de las últimas horas, comienza la preocupación por cuál y cómo podría ser el mejor paso de salida.
La cuestión de la niña Andrea, que se muere en Santiago, entre jueces, médicos y "rocíos de Feijó", -despedida del gobierno-, seguro ha encendido mil lucecitas en maduros y maduras.
Asturias Laica, por ejemplo, proyecta dedicarse a difundir que ya existe una posibilidad de casi impedir, si el momento llega, padecer un posible "ensañamiento" médico, proceda de prejuicios profesionales o doctrinales. Se trata del testamento vital operativo en el Principado, aunque sin difundir lo suficiente, como tantas otras cosas?
En otro tiempo, cuando mandaban "espadones y talares", las gentes de orden ahorraban "calderilla" para hacer frente a la siempre temida "larga y penosa enfermedad", pánico de viudas y solteras de posición y sin compromiso; conversación recurrente en las meriendas de té con pastas de "Casa Rato"?
Hoy, acostumbrados a comodidades sin cuento, lo de la "larga y penosa" enfermedad nos suena a antigualla ultramontana. Nadie en su juicio quiere pasar por tal prueba, -ni ciudadanos ni Podemos-, aunque el gasto corra todo a cargo de la Seguridad Social...
Pero para algunos sí; todavía es posible recibir hoy en el último aliento el regalo envenenado de un tratamiento de choque, como el que "Rocío et alii" han pretendido regalar a la pequeña Andrea, contra la voluntad firme de sus padres.
"Muerte Digna". Ley de Eutanasia que despeje dudas y temores... Habrá que esperar una nueva mayoría en las Cámaras legislativas; a los defensores "políticos" de la muerte "Rocío", colegas del primo "Luis", es menester, por higiene, darles licencia definitiva en el recuento electoral del 20 de diciembre.