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Si la montaña no va a Mahoma...

Diferencias entre el éxodo republicano de Asturias y los refugiados que están llegando ahora a Europa

La conocida frase "Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña" no procede, como podríamos imaginar, de algún libro religioso islámico ni tampoco forma parte del folklore musulmán. En realidad, fue ideada por Francis Bacon (1561-1626), el filósofo inglés precursor del método experimental. En uno de los ensayos de Bacon, Mahoma anuncia a una multitud que, a una orden suya, una montaña se le acercaría y, desde su cima, daría un discurso. Como la montaña no se acercó, Mahoma decidió caminar él mismo hacia la montaña mientras pronunciaba esta memorable frase.

Las relaciones entre Europa y el mundo musulmán han mejorado desde los tiempos de Bacon, cuando los turcos amenazaban Viena y el capitán tinetense García Fernández de La Plaza daba muerte, en singular combate, al pirata Aruj Barbarroja, hecho del que queda constancia en el escudo del concejo y en el palacio Merás de Tineo. Pero la montaña, Occidente, sigue sin acercarse a Mahoma. Tras la fallida invasión de Irak, hace ya doce años, donde no se encontraron las anunciadas armas de destrucción masiva, y tras los resultados insatisfactorios de la llamada primavera árabe, el mundo occidental es muy reacio a aventurarse en Oriente Medio. Sin embargo, la actual crisis de los refugiados sirios nos ha recordado que, como señalaba Bacon, ignorar los problemas no consigue resolverlos.

El éxodo de los refugiados sirios, producto de la dramática guerra civil que asuela su país, también nos ha recordado la tragedia de los refugiados republicanos asturianos, con la caída del frente del Norte en octubre de 1937 y, más tarde, con la caída de Cataluña a comienzos de 1939. Todo el dolor imaginable acompaña siempre a los refugiados de una guerra. Los niños, las madres, los ancianos, los enfermos y heridos, procedentes de Siria, pero también de Afganistán, de Somalia, de Yemen, de Eritrea, y de otros países de Oriente Medio y de África. Pero, siendo iguales en la desgracia, hay diferencias significativas entre el éxodo republicano de Asturias y los actuales refugiados que están llegando a Europa.

En primer lugar, hay una diferencia cuantitativa. Gracias a los trabajos de Silvia Ribelles, sabemos que el total del éxodo asturiano no debió de ser inferior a las 60.000 personas, incluyendo unos 30,000 refugiados que partieron en barcos británicos en torno a octubre de 1937. Siendo, en términos relativos, un número elevado, en torno al 5-10% de la población asturiana, no puede compararse con la actual migración siria, que supera los cuatro millones de refugiados, alrededor del 15-20% de la población, de los cuales más de medio millón ya ha llegado a Europa.

En segundo lugar, los republicanos asturianos que consiguieron sobrevivir a tantas penalidades, en tres frentes sucesivos, no constituyeron guetos o grupos aparte, sino que se integraron, con sus descendientes, en sus lugares de destino, especialmente en Francia y en Iberoamérica, sobre todo, en México. Los refugiados que ahora llegan a Europa merecen el mayor esfuerzo de acogida de los países occidentales para que puedan integrarse y prosperar en la sociedad europea de la misma manera que lo hicieron los republicanos asturianos.

Por último, en la Guerra Civil española los jóvenes republicanos asturianos lucharon siempre, en Asturias, en Cataluña y en Francia, hasta el final de las contiendas, resultando vencidos en los dos primeros frentes, pero contribuyendo a la victoria de los aliados, en 1945, con ejemplos heroicos como el de Cristino García, de Viodos (Gozón), condecorado por el general De Gaulle. En la guerra civil siria, no pocos jóvenes, quizás por no recibir el apoyo de Occidente, renuncian, hoy, a la lucha contra Al-Asad y contra el Estado Islámico, y optan por la condición de refugiados en los países occidentales.

Occidente tiene que ir a los países musulmanes a dialogar, a ayudar a los que combaten contra el fanatismo de Al Qaeda y contra los asesinatos del Al-Asad. Como señala el profesor de la Universidad de Oviedo González Vega, "los años 2012 y 2013 fueron una ocasión perdida para abordar el conflicto sirio en las negociaciones Ginebra I y Ginebra II". Por eso, continúa siendo válido, como recuerda Francis Bacon, que "si la montaña no va a Mahoma, Mahoma vendrá a la montaña".

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