Tal vez se haya tratado de un despertar meramente fisiológico, o quizás de un avivamiento de la conciencia, pero el suceso ha consistido en que Javier Fernandez, Presidente del Consejo de Gobierno (Asturias no tiene "Presidente de Principado, ni literalmente ni, a veces, realmente), le ha puesto unas letras a Mariano Rajoy reclamándole que avive el seso porque su Gobierno ha sido indolente, insufrible y nefasto -esto lo añadimos aquí- con las infraestructuras asturianas (Variante, plan de Gijón, autovía del Suroccidente, accesos El Musel).
No obstante, tarde es ya para que Rajoy se avive o se vuelva doliente, pues todas sus energías se concentran ahora mismo en parecer más social (la "ruta social", lo llaman), o en esquivar fervores aznarianos, o en cuidar que el PP no implosione a base de arrebatos y narcisismos como los de Montoro o Margallo. Por tanto, escaso tiempo le quedará para consolar las penas de este finisterre cantábrico. En cuanto al remitente de la misiva, su carta ha podido responder a un impulso momentáneo, esto es, a sofocar un prurito ("este picor en la planta del pie me está destrozando"), o a un despertar de la conciencia, que como es sabido, se aliena con facilidad.
No sabemos si la carta ha sido escrita con la letra de un vulgar ordenador o con letra redondilla sacada con esmero de una pluma Montblanc Meisterstück, es decir, si ha sido escrita con frialdad ("sine ira et studio", como decía Tácito), o por un desengaño con la ministra de Fomento, Ana Pastor, con quien Fernández pareció sintonizar en algunos momentos, pero que al final nos ha dejado tirados a todos, al Presidente y a nosotros.
Por lo demás, no entraremos ahora en determinar si se trata de la carta de un indolente arrepentido a un indolente irredento, pero, tras la carta del desengaño, Fernández podrá golpear a mano vuelta al PP de aquí a las elecciones de 20-D. Después, como en la película "Despertares", los catatónicos podrán volvera al limbo.
