Puede que ya fuera un producto para Halloween desde hace tiempo, pero ha sido ahora cuando hemos visto el disfraz en tamaño niño del Padre Karras, el supuesto jesuita de la película "El exorcista" que lograba sacarle el diablo a la dulce Regan y a continuación se extinguía. Meter a Karras en la fiesta anglosajona del 31 de octubre tiene un significado profundísimo. Veamos. Por lo pronto, el obispado de Cádiz acaba de prohibir a las cofradías de la Piedad y del Despojado que organicen sendos saraos de Halloween por ser la "fiesta más señalada del calendario satánico". Es obligado considerar que en la piedad andaluza todo es posible, es decir, que la transición de una sensación mística a otra se realiza con gran fluidez. Pues bien, si la fiesta es satánica, parece congruente infiltrar exorcistas para que la desactiven. Por tanto, no hay inconveniente alguno con el disfraz de Damien Karras. Es más, el afamado festejo estadounidense, que ha penetrado en España como si fuera la Coca-Cola, posee su propio repertorio mítico de duendes, fantasmas, demonios, esqueletos, niños lobo o niños cabezones con calabaza. En consecuencia, no necesitan para nada un cura que les apriete las tuercas. Sin embargo, gracia a Karras se produce esa especie de fusión que es la marca contemporánea de aquello que se considera más "in" y que ahora se llama "trending". Damien Karras, psiquiatra, acompañaba a otro jesuita, el Padre Lankester Merrin, que venía a ser un trasunto de Teilhard de Chardin, por su labor de arqueólogo. Sin embargo, de Merrin aún no tenemos atuendo, pero todo se andará. En una escena de la referida película, la tierna y poseída Regan decía: "Karras, tu madre está en el infierno y hace cosa feas" (por su brutalidad no podemos decir la frase literal); pero es probable que una vez filtrado en Halloween los niños no le digan a Karras cosas tan terribles.
