Las conversaciones del "abrelatas" Joaquín Fernández, o sus declaraciones ante la juez, o las investigaciones pertinentes, proporcionan un reguero de chanchullos y marrullerías de escándalo en el PP de Asturias. A falta de una lectura más detallada y sin entrar todavía en cuestiones legales o ilegales, esos datos desquician el partido por varios ángulos. Sucede como con las grabaciones del "caso Marea", que afectó al exconsejero Riopedre: después de leer su transcripciones y al margen de que la Justicia opere, es ya imposible contar con ciertas persona en la vida pública. Ahora, el partido comandado por Mercedes Fernández ha reclamado la cabeza de Joaquín Aréstegui, presidente del PP de Avilés, y este la ha puesto en el tocón para que se la corten. Hay que reconocer que se trata de mucho más de lo que hizo Rajoy con el partido a nivel nacional, después de muchos indicios de que es una formación corrupta y de corruptos. Ahora bien, es de esperar que el PP asturiano no se detenga ahí. Por ejemplo, hay conversaciones telefónicas del Joaquín Fernández con la diputada nacional Maniega que dejan a ambos en mal situación. Él ya estaba descartado, pero nos preguntamos por ella, que pronostica una ominosa situación: "Hay que tener vida fuera" del partido, lo cual es obvio y a la vez peligroso, según la actividad complemetaria por la que se opte. A todo esto Fernández responde: "En política no hay demasiado que hacer". Sin palabras. También hay declaraciones de este personaje sobre Mercedes Fernández, o conversaciones con la presidenta de Humosa, María Teresa Mallada, sobre las que esperamos más datos. También sobre Caunedo.
