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Basura celestial

Los israelitas que escapaban de la tiranía faraónica, perdidos en el desierto y muertos de hambre, clamaron a Yahveh y atendió a su petición. Dijo Dios a Moisés: "Mira, yo haré llover pan del cielo". Dicho y hecho, palabra de Dios, y llovió un pan que estaba divino y era muy nutritivo y lo llamaron maná por la similitud con la semilla del cilantro (nota de tía wiki). Gracias a lo que llovió del cielo los israelitas no murieron de hambre y llegaron a la Tierra Prometida. Nada que ver con lo de hoy, del cielo caen piezas de desguaces cósmicos de unos 50.000 cacharros que pululan en órbitas desorbitadas y de tarde en tarde les da por volver al lugar de procedencia. Y lo hacen, si no se desintegran sobre nuestras boinas, causando un impacto del copón. ¿Cómo se generó y genera esa peligrosa chatarra espacial? Primero fue un cohete con la perrita "Laica", luego otro y otro, con chimpancés simpáticos y valientes, y turno del hombre que se incorpora a los viajes siderales y hasta la fecha no han dejado de subir y bajar a explorar el dobladillo del infinito, pero, en sus salidas espaciales, abandonan gran parte de las astronaves que los transportan. De los satélites, ni hablamos.

Vean las fotos de la NASA, nuestra Tierra del alma rodeada por una bufanda de trozos de morralla que circulan a una leche de espanto. Me recordaron esas bolitas de cristal que se venden por Navidad y que les das la vuelta y caen sobre el Portal de Belén copitos de nieve y terminan cubriéndolo. Una premonición. También anunciada en la estupenda película de Alfonso Cuarón, "Gravity", en la que Ryan Stone (Sandra Bullock) y Kowalsky (George Clooney) se quedan sin su utilitario espacial por causa de los impactos de esta basura.

La ciencia ficción ya no lo es tanto. Tiempo ha que sobre nuestra superficie, la que pisamos y la que escoñamos, están cayendo fragmentos de 2x2 metros o más de chatarra y dicen los expertos que ¿no hubo desgracias personales?, que la Tierra es muy grande y sería muy raro que coincida. Esto me recuerda a un vecino de mi pueblo que en la rotonda de salida se incorporaba sin mirar, argumentando que era muy raro que coincidiera con otro coche. No contó con el camión del gasoil. Pero caer caen, y ahí están los dos pepinos de Murcia, y otro que se llama WT1190F, que cayó finalmente el viernes 13 en el Océano Índico a unos 100 kilómetros de la costa de Sri Lanka.

Una de las cualidades del ser humano es la de generar porquería en progresión geométrica a su inteligencia, que lo hace en la aritmética. Ayer, fueron las alfombras con la asistencia de escobas las que ocultaron la mierda. Hoy, los 50.000 cacharros que pueblan salvajemente el espacio caerán poco a poco, no hay alfombra por ahí arriba, pero no se preocupen: "Es muy raro que coincida". ¿Alguna vez se preguntaron qué pudo haber pasado en las catástrofes aéreas sin aclarar?

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