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Cien líneas

Albricias

Al fin. Un gigantesco acuerdo global para evitar que la humanidad desaparezca. París y el 12 de diciembre de 2015 -festividad de Nuestra Señora de Guadalupe: río y lobo son sus etimologías, tan ecologistas- dan las coordenadas espacio-temporales de la salvación planetaria. Una referencia que no se olvidará ni en mil años. Altísimos representantes de 195 países -vamos, todos, incluidos los paraísos fiscales- han suscrito un memorable acuerdo según el cual en el peor de los casos la temperatura media del planeta para 2100 será dos grados superior a la actual. En la mejor de las apuestas incluso podría descender porque la tecnología por venir es inimaginable. En el escenario estándar subirá del orden de un grado.

Ya no caben más preocupaciones. La Madre Tierra dejará de recalentarse. Cesará el temible efecto invernadero y su peor consecuencia, el calentamiento global que es la más indeseable versión del cambio climático. No, no es complicado, lo han entendido los líderes mundiales.

Aún puede torcerse el panorama por la evolución de las manchas solares, las erupciones volcánicas, los malvados meteoritos o vaya usted a saber pero no será por la mano del hombre -y de la mujer- así que adiós a la culpa.

Como enseñó Freud la culpa no hace infelices pero nos obliga a progresar. Ahora, como el Nuevo Orden Mundial prescribe el crecimiento cero, seremos felices eternamente sin cargas ni calores. O no.

(Para la terapia de esta semana se recomiendan vivamente las variaciones para piano a cuatro manos "Pienso en ti", de Beethoven).

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