La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Álvaro Faes

Al final de la semana

Álvaro Faes

Las cuentas no salen en Oviedo

El tripartito enseña su fragilidad como gobierno cuando, con una mayoría de concejales, cae en la prórroga presupuestaria, la figura típica de los poderes débiles

Dicen los manuales de política y lo confirma cualquier politólogo que la primera medida cuando se da un pacto de gobierno es dejar bien claro que no habrá problemas con el presupuesto. Con esto atado ya puede empezar el baile y los socios inician el mandato o legislatura -según el ámbito territorial- sabiendo hasta dónde la cuerda estira sin romperse. En Oviedo hay un gobierno de tres que ha terminado con muchos años (24) de la derecha. Un tripartito progresista con vieja política (PSOE), comunismo de siempre (IU) y nueva política (Somos) de la mano de los postulados de Pablo Iglesias y Podemos. En busca de votos para las elecciones generales se desgastaron entre ellos durante la campaña. Después del 20-D, se prometieron dar imagen de unidad. Pero nada de nada. Los desencuentros ya son rutina, cada decisión abre una brecha, recelos y lucha de poder. Y las cuentas, el presupuesto, está en el primer lugar.

Retraso en las inversiones

En Oviedo se da una situación insólita en la política actual. Un gobierno en mayoría ha entrado en prórroga presupuestaria. No hay todavía acuerdo entre los tres socios -es posible que lo alcancen este jueves- y, en el mejor de los casos, las cuentas no estarán listas hasta primeros de marzo. ¿Qué significa esto? Pues que el municipio no tendrá una sola inversión hasta, más o menos, mayo. Las inversiones, lo que siempre reclaman los ciudadanos, deben aprobarse cada año. Con las cuentas ya pactadas se ponen en marcha los concursos y sus plazos legales. En prórroga solo se mantienen inversiones de carácter plurianual, es decir, con cantidades previamente asignadas para cada ejercicio.

Flojera municipal

Hace un año, Oviedo también estuvo varias semanas en prórroga. Entonces Agustín Iglesias Caunedo (PP) gobernaba en minoría. Trató de acercarse al PSOE para que le firmasen las cuentas pero rompieron a finales de diciembre y no fue hasta un tiempo después cuando cuajó el inédito acuerdo con IU. Durante sus aplastantes mayorías, Gabino de Lorenzo dejaba las cuentas resueltas en diciembre. En Gijón, la socialista Paz Fernández Felgueroso solía incluso adelantarse al inicio del último mes del año. Entrar en prórroga presupuestaria es propio de gobiernos en minoría, una figura típica de los poderes sin apuntalar.

El árbitro del partido

El fracaso presupuestario tiene sin duda tres padres, los tres sustentos del gobierno local. Disputan un partido con dos equipos y un árbitro. Somos juega a ser la izquierda más pura, IU a sobrevivir en el maremágnum podemista y el PSOE, con la Alcaldía pero menos concejales, obligado a mediar sin herir sensibilidades. Un topicazo del fútbol dice que el mejor árbitro es el que pasa desapercibido, del que nadie se acuerdo. Al alcalde socialista, Wenceslao López, podría servirle si los socios estuvieran bien avenidos. Pero no es así. La última pelea es por hacerse con el dominio de una futura oficina de normalización lingüística que funcionará en el Ayuntamiento. IU la quiere para su concejalía de Cultura y los de Somos para la de Participación Ciudadana, la de Ana Taboada. Lo peor que le puede pasar a un árbitro es que el partido se le escape de las manos, un riesgo real en Oviedo. A López la paciencia se le acaba. No quiere entrar en la espiral del enfrentamiento ni contribuir a la imagen de que cada uno va por su cuenta. Aunque intenta dejarlo para los más íntimos, su malestar con algunas actitudes del grupo de Ana Taboada es creciente. No ha llevado nada bien la campaña publicitaria que ha iniciado Somos con anuncios en varias vallas de la ciudad, (más información en la página 9), donde aparecen acuerdos municipales publicitados bajo los logotipos del partido podemista. Otra fuente de problemas.

Compartir el artículo

stats