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Javier Morán

El Cormorán

Javier Morán

El estrés del camello

Combatir el estrés del camello es el motivo que aducen los contrarios al desfile de estos animales exóticos en las cabalgatas de los Reyes Magos, pero lamentamos que la población en general no sea consciente de la angustia de pollos, cerdos o vacuno cuando les dirijen al matadero, al degolladero o a la pistola de aire comprimido y percutor en la sien. Algún nivel de sensibilidad, aunque muy elemental, también se registra en las plantas, al menos en su tropismo hacia la luz, y nos preguntamos si el olvido en regar el ficus no provocará una ansiedad propia de ciertos géneros vegetales. Por eso tal vez sea recomendable echar un Orfidal machacado en el agua de la regadera.

En cualquier caso, la angustia y el estrés deben de ser lo más extendido en el mundo vivo, humanos incluidos, aunque en la cima de la pirámide sufriente despunta en estas fechas el referido estrés del camello, así como en los veranos lo hace la angustia sanguínea del toro que no ha logrado ensartar al torero y al resto de la cuadrilla.

Pero, volviendo a las cabalgatas, la tendencia del presente consiste en retirar los animales y promocionar a las mujeres a la casta reinante, pero una lectura más detallada del relato evangélico conduciría a una revolución mucho mayor, pues allí no se habla ni de tres, ni de reyes, ni de magos. Tan solo se indica la llegada de unos "magoi", que venían a ser una especie de astrólogos. Esto siempre lo contamos por estas fechas y de ello se deduce que la fidelidad a la historia original puede conducir a caminos delirantes, por ejemplo, a una cabalgata con doce magos, como una alineación del Real Madrid más Zinedine Zidane. Pero el delirio también se alcanza por los caminos del presente, es decir, repudiando tradiciones. En cuanto al problema de los camellos, todo se arreglaría con una buena legislación, por ejemplo, asignándoles diez días de spa y masajes por cada desfile estresante. Eso, y una familia que no llega a fin de mes observándole.

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