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Con vistas al Naranco

¡Paren el mundo que me bajo!

En un futuro no muy lejano, los humanos tendremos que salir de la Tierra. Javier de Felipe a Natalia Vaquero.

"Paren el mundo que me bajo" es aforismo contracultural, humorístico, que hicieron suyo Groucho, Mafalda y tantos más luego.

Mucho me prestó, en la Facultad de Ciencias, con motivo de un número de "Anáfora", el debate sobre "la ilimitada biblioteca de Borges en 1941". El razonamiento borgeano fue cuestionado por García Martín y sostenido, en chispeante polémica, por Saúl F. Borel, entre los espumosos bordes de la fantasía y el cómputo infinito.

Que la Tierra no rote es hipótesis imposible en millones de años. Su mera formulación dio, no obstante, juego a la introducción de un simple segundo convencional el pasado 30 de junio.

En semejante parón del globo los objetos sin anclar se desplazarían hacia el Este a 1.600 km/hora. Fenómeno tal se experimenta ante frenazos de autobús o tren.

Mafalda se encuentra en la antigua espesura francisca de esta ciudad de "princesas y hadas" que dijo Woody, mientras el mundo está para bajarse: Cataluña, Siria, París/Bataclán, la frontera húngara, el muro palestino, Ankara, Lesbos, Corea, Arabia Saudí suní versus el Irán chií... y tantos sitios de irracionalidad, nueva amazona de la Apocalipsis.

Sin bajarse, Mafalda abrigaba, con manta y termómetro, el armatoste de su esférico mapamundi: "La Tierra está muy malita" y los detractores del personaje de Quino, que la pintarrajean en Oviedo, ¿de qué serían capaces en su gamberra e intolerante oscura mentalidad?

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