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Sol y sombra

La palabra y el pesebre

A Felipe González no lo veo en el pelotón de soldados de Spengler que salva la civilización. De manera que, o me equivoco, o no habrá gobierno de PP y Ciudadanos, con la abstención del PSOE.

Del mismo modo que está lejos la probabilidad de un tripartito constitucionalista o la gran coalición en el poder que reclaman exministros de derechas, de centro y socialdemócratas. Entenderse, aunque pueda deducirse de los votos depositados en las urnas por los españoles el pasado 20-D, no es algo que está al alcance de nuestros partidos embargados por el sectarismo. El PP, envuelto en casos de corrupción, tampoco ayuda. La posibilidad, sobre la que también se especula, de un gobierno del PSOE y Ciudadanos, con la abstención popular, no parece un camino con meta.

La pregunta es hasta dónde están dispuestos a llegar los barones socialistas para frenar a un tío, como Pedro Sánchez, decidido a ser presidente del Gobierno a costa de cualquier cosa: dejar al partido en una situación de igualdad frente a quienes pretenden fagocitarlo e incluso ser él mismo rehén de esa fagocitación. Por otro lado, si alguien cree que el interés de mantener a España unida y cohesionada está por encima del pesebre que se vislumbra en el horizonte, se equivoca.

Frente a las palabras o el mejor juicio de González, Guerra o Bono lo que hay son jóvenes lobos hambrientos de poder a los que no les importa aparearse con una manada que no se diferencia demasiado de ellos en ese concepto tan difuso, tontorrón y oportunista que es la nueva política. Pregúntenle, por ejemplo, a Adriana Lastra.

O vamos a un gobierno de Iglesias presidido por Sánchez, o a unas nuevas elecciones por disentimiento de los partidos independentistas. Mucho me temo.

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