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Cien líneas

Trucos

Felipe González nunca falla. Sale a la palestra y, claro, con su mejor estilo Cantinflas: PP y PSOE no deben impedir que el otro partido gobierne. De carcajada. Ni a un gallego tan marcado como Rajoy se le podría ocurrir un juego de palabras así de enrevesado. Y vacío. Vivan los acertijos. La gallina, hermano, la gallina. Entre tanto a Baltar, gerifalte del PP al oeste del Eo, lo acaban de citar como declarante en un asunto sobre ofertas de empleo en la Diputación de Orense a cambio de favores sexuales. Son ejemplares. Como aquí aquello de las putas y varios que hoy tendrán que explicar en un juzgado de Lugo Caunedo y sus cuates.

González sale de la cueva con sus habituales trabalenguas porque en la sombra está preparando una jugada por lo demás nada original: Javier Solana, presidente de un Gobierno de coalición amplio o mediopensionista porque si coge la cabeza del tinglado, ¿qué importa lo demás?

Los socialistas tras una derrota siempre intentan esas tretas. Cuando Felipe González perdió las elecciones ante José María Aznar lanzó como candidato, a través de su todo poderoso agitprop, a Alberto Ruiz-Gallardón. Incluso a Miguel Boyer. Al final Aznar formó Gobierno pero obligado a poner como ministro de Defensa ¡y jefe de los servicios secretos! a Eduardo Serra, que había sido secretario de Estado con González. Siempre se salen con la suya.

Solana y si no Bono o el propio Gallardón, que lleva mucho tiempo estratégicamente callado.

¿El penúltimo truco de González será ganador? No.

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