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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Xixón, ciudad encantada

La falta de resolución de cuestiones municipales de importancia

Xixón es una ciudad que genera mucho ruido político. Es posible que los alborotadores crean que ese ruido trasciende más allá de los barrios de Roces o La Calzada, pero, sin embargo, es prácticamente desconocido fuera de esos límites.

En esta legislatura el guirigay ha subido en intensidad, al tiempo que ha aumentado la falta de resolución de las cuestiones importantes. Sin amo en la Corporación, todo el mundo se opone a todo, todo el mundo está disconforme con todo: el gobierno, Foro, no puede resolver por falta de efectivos; la oposición, aunque es mayoría, se conforma con el cómodo papel de discrepar y no resolver.

Y, al igual que un mundo encantado, los problemas permanecen irresolutos lustros y décadas. Días atrás nos contaba Manuel de Cimadevilla, aquí en LA NUEVA ESPAÑA, cómo hace cuarenta años el alcalde Luis Cueto llevaba a Madrid el problema de las estaciones y la autopista. Cuarenta años después, nada se ha resuelto y todo ha empeorado: ni autopista ni estación.

Añadan ustedes: la depuradora de la zona este, prometida en 1991 (Borrell, Areces y Silva) y por hacer. La regasificadora, rechazada por el PSOE, la UGT y el SOMA cuando aún no estaban construidas las de Bilbao y El Ferrol, alumbrada contra toda razón por Areces y Zapatero; parada ad kalendas. El proyecto de metrotrén y de desaparición de las vías, convertido en un túnel que no tendrá función en el futuro y en un solar con pancarta ideológica. La Zalia en ni se sabe, y su extensión fantástica en Venta de Baños volatilizada. El proyecto museístico de Tabacalera lleva años en nadas y discusiones. El planeamiento urbanístico, parado desde hace lustros y con amenaza de graves cargas para el Ayuntamiento?

Como en un mundo encantado, pero con el ruido de fondo de la intrascendente e inoperante tracalexa municipal.

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