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Cien líneas

Esperanzas

Guerra Fría. Lo dice abiertamente y al altu la lleva el camarada Putin que al frente de los vopos -la policía del pueblo: tiemble después de haber reído- era el encargado de disparar por la espalda a los que intentaban saltar el Muro de Berlín.

Lo intentaban, y alguno lo consiguió, del Este al Oeste. O sea, de la tiranía a la libertad. Del comunismo al capitalismo. Como en Cuba. La gente se lanza a un mar infestado de tiburones para ganar La Florida. Nadie se tira al agua en los EE UU, tan libres, para llegar a las costas de la dictadura asesina de los Castro. Y en Corea, lo mismo.

Por cierto, Avilés no aprovechó su La Florida a la hora de construir un centro cultural. No, el edificio de la ría lleva el nombre y todo lo demás de un arquitecto de la Komintern -especializado en diseñar ciudades en las que no se puede vivir- porque en Asturias la clase dominante sigue en esas negras coordenadas. Vaya ocasión perdida. Y las que perderemos con Javier Fernández -cada día me cae mejor- al frente del Principado: espero que este año le den el premio al peor gobernante del mundo libre si es que esta nuestra Albania figura en esas coordenadas.

Guerra caliente en el PP. Esperanza Aguirre dimite con un mensaje implícito y demoledor: ¡Rajoy, vete ya! Las responsabilidades políticas valen para todos y se ejercen.

Y los servicios secretos hablan de un atentado en España como los de París. A bombazos se fuerzan pactos y se rompen. Así fue la transición. Terrible.

(Para la terapia de esta semana se recomienda vivamente la sinfonía "Fúnebre", de Haydn).

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