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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Eco, de palabra

Ha muerto Umberto Eco, el hombre que lo sabía todo, titulaba ayer "La Stampa" en su portada, a grandes caracteres. Fue inmenso el impacto de "El nombre de la rosa" entre los de nuestra generación, una novela fabulosa, rotunda, compendio detectivesco de historia de la filosofía y del arte. Últimamente, Eco, pensador biempensante, se había significado como ariete contra los peores vicios de las redes sociales. Decía que esas redes, que en ocasiones sólo pescan panchos, daban pábulo a ignorantes a los que la herramienta permitía pontificar como si fueran premios Nobel. La invasión de los necios. De los grandes hombres nos queda su obra. De los escritores, el poso perenne de sus palabras. De los arquitectos, su firma indeleble en iglesias y edificios. Hoy hace un año que nos dejó un brillante hombre de la arquitectura, de quien aprendimos la férrea voluntad de permanencia de la columnata que sujeta el frontispicio de la amistad. Y le echamos de menos.

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