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Alberto Menéndez

Un nuevo desatino

Quizás ha llegado el momento de que de una vez por todas cada escándalo administrativo, irregularidad o ilegalidad, cada corruptela a fin de cuentas, tenga consecuencias políticas inmediatas. No puede ser que el ciudadano albergue todavía ahora la sensación, después de tantos años de corrupción de todo tipo en el país, de que lo que prima es la permisividad, el todo vale. Siempre se encuentra alguna disculpa para que el político de turno no se dé por enterado del fallo, mayor o menor, cometido por personal a su servicio.

Lo sucedido con el alto funcionario del Principado al que Sogepsa (Sociedad Mixta de Gestión del Suelo) pagó 90.000 euros por impartir unos cursos a sus empleados es un impresentable "yo me lo guiso yo me lo como" en el que aparecen implicados dos consejeros y un director general. En 2007 Francisco González Buendía era consejero de Infraestructuras y presidente de Sogepsa. Y esta sociedad adjudica ese año un contrato de 90.000 euros al arquitecto José Manuel Cañal, que era jefe de servicio de la Consejería de Buendía, un puesto de trabajo de nivel 28 que requiere "dedicación especial" al cargo.

Pasan los años y en el 2010 la Sindicatura de Cuentas realiza un informe sobre Sogepsa en el que critica que el contrato se diera "a dedo" a un funcionario además de denunciar la falta de datos relativos a los cursos encargados a José Manuel Cañal.

Así y todo la actual consejera de Infraestructuras, Belén Fernández (que repite en el cargo), nombró a Cañal director general de Urbanismo en la pasada legislatura autonómica, cargo que desempeñó entre los años 2013 y 2015. Dice Belén Fernández que no se enteró de la existencia del contrato objeto de debate ni de la identidad del funcionario hasta que la Consejería abrió una investigación interna el pasado mes. Pues bien, está claro que algo no funciona en la Administración autonómica, porque en el informe de la Sindicatura no sólo se ponía en entredicho el contrato de Sogepsa, sino que se daba el nombre y los apellidos del funcionario al que se había adjudicado. ¿Qué es que no se toman en serio lo que opina la Sindicatura de Cuentas y por eso no leen sus informes? Con actuaciones como ésta no es como los socialistas van a acabar con el clima de desconfianza que algunos de sus miembros han venido generando.

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