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Alberto Menéndez

El dilema de IU

Izquierda Unida se pegó un gran batacazo en las elecciones del pasado 20 de diciembre. En Asturias perdió el diputado que tenía. Ahora, cuando se presume que habrá nuevos comicios el próximo 26 de junio, la coalición que ideara el asturiano Gerardo Iglesias a finales de la década de los ochenta se encuentra en la encrucijada de continuar siendo una fuerza autónoma o si, por el contrario, se coaliga con Podemos, con lo que ello conlleva de forma casi inmediata: su absorción por parte de la formación que lidera Pablo Iglesias.

El pasado año, en los meses anteriores a las generales, ya hubo negociación entre Iglesias y el cartel electoral de IU y ahora diputado Alberto Garzón. Al final, no se produjo ningún tipo de acuerdo, casi se podría decir que ni de acercamiento, y ambas organizaciones concurrieron a los comicios por separado. La coalición de izquierdas fue la quinta fuerza política más respaldada del país (tras PP, PSOE, Podemos y sus aliados regionales y Ciudadanos), con casi un millón de votos, pero que sólo le supusieron dos escaños en el Congreso de los Diputados. Un fracaso sin paliativos.

No obstante esta decepción, en IU sigue habiendo un sector importante de dirigentes y militantes que defiende mantener su independencia y presentarse a las elecciones al margen de Podemos. Entre ellos se encuentra el excoordinador federal de la coalición y su actual portavoz en la Junta General del Principado, Gaspar Llamazares, quien no se oculta para declarar que la formación magenta lo que busca es, ante todo, acabar con IU. Para justificarlo pone como ejemplo lo sucedido en el Parlamento regional en los últimos meses. De la misma opinión que él son los concejales de Oviedo, que a pesar de ostentar el poder municipal en un tripartito junto a Podemos y PSOE se encuentran en gresca permanente con los ediles podemistas. Al igual que Llamazares, para nada quieren oír hablar de una futura confluencia electoral de ambas formaciones.

Este sector asturiano de IU antipacto con Podemos está convencido de que el 26-J la coalición de izquierdas puede recuperar el parlamentario perdido en la región, aunque reconoce que no le va a resultar fácil. Parte de que hace cuatro meses obtuvieron más de 50.000 votos y de que prácticamente todas las encuestas pronostican un ascenso de IU. Cree que si a ello se suma un buen cartel electoral el éxito en junio (si es que al final hay llamamiento a las urnas) es muy posible.

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