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Cien líneas

Campanada

Y va Aznar y dice: "hay que volver a tomar en serio la disciplina y las reformas. La presunta incompatibilidad entre disciplina y crecimiento económico es un debate ideológico, no económico, y avivado por las posiciones de alguna izquierda europea".

A Rajoy le han sentado como un tiro las afirmaciones, la pasada semana, del ex presidente del Gobierno. Un liberal moderado tal que el madrileño -siempre tachado de vallisoletano pero no- nunca es del gusto de un socialista emboscado como el compostelano del que se afirma que es de Pontevedra pero, ay, tampoco.

Aznar es el mejor presidente que ha tenido España desde Cánovas. Y eso sin exagerar. Por eso la izquierda, endémicamente antinacional y sectaria hasta la náusea, lo detesta. Los hechos, en todo caso, son indiscutibles. En su tiempo, en menos de ocho años se crearon cinco millones de puestos de trabajo y España pasó a jugar un papel importante en el contexto internacional, especialmente en Europa donde se las trajo tiesas al eje franco-alemán. Por eso ocurrió lo que ocurrió y no sigo por ahí porque me pierdo.

Tirón de orejas al registrador que es realmente una llamada a la derecha española, por encima de esos pseudo líderes que la encabezan, a dejar la socialdemocracia de una vez que solo conduce a la ruina y a la ruptura del país.

Un discurso que vale para la UE y Europa en su conjunto, entre tecnócrata y políticamente correcta, así que un continente sin más horizonte que los populismos defensivos y demagógicos.

Siempre nos quedará América, digo el TTIP.

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