Si para algo le sirve al PP asturiano su coalición electoral con Foro es para evitar los permanentes ataques de antaño del partido de Francisco Álvarez-Cascos a causa de los constantes incumplimientos del Gobierno de Mariano Rajoy con la variante ferroviaria de Pajares. Habría que ver qué estarían diciendo ahora los foristas en caso de que los dos partidos hubieran seguido sus caminos por separado.
El pacto salvó a los casquistas de un estrepitoso fracaso en los comicios del pasado 20 de diciembre, asegurándoles entonces, y en las elecciones del próximo día 26, un escaño en el Congreso de los Diputados y otro en el Senado, algo impensable de haber acudido sólo a las urnas. Sin embargo, el acuerdo resultó mucho menos beneficioso para los populares, aunque, evidentemente, alguna ventaja tenía que tener. La principal, acabar con las constantes críticas de Álvarez-Cascos y su gente al Ejecutivo popular presidido por Rajoy. Y, entre ellas, sobre todo, las referidas a la Variante, el gran proyecto apadrinado por el líder de Foro cuando era la mano derecha de Aznar en el Gobierno.
La Variante está prácticamente paralizada. Y sin visos de que pueda haber un cambio a corto y medio plazo y un relanzamiento de los trabajos. Ni sucedió con ocasión del 20-D ni ahora con el 26-J. Y si el proyecto no se mueve ni en campaña electoral es que la cosa está muy mal y que así va a seguir, desgraciadamente, para los intereses de Asturias.
De poder haber ganado votos con una obra tan trascedente como la de la Variante de Pajares, los populares de la región podrían pasar a perderlos. Menos mal que Cascos está más o menos maniatado por el pacto, que Podemos y Ciudadanos no son muy partidarios que digamos de la alta velocidad y que en cuestiones de incumplimientos ferroviarios los socialistas no están para denunciar demasiadas cosas.
Pero que una obra de más de 3.000 millones de euros, casi acabada, permanezca ahí olvidada no es de recibo, ni en campaña electoral ni fuera de ella. Es un despropósito. Con pactos electorales o sin ellos.
