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Amador Menéndez

Investigador. Jurado del premio "Princesa" de Investigación Científica y Técnica

Amador Menéndez

El fin de la "tecnología discapacitada"

La extraordinaria suma de un inusual espíritu de superación y un gran dominio de la tecnología

El cuerpo humano tiene una capacidad finita de auto-reparación: nos puede crecer una nueva uña, pero no un dedo, una mano o una pierna completa. Necesitamos entonces una prótesis artificial. Pero hoy ya no nos conformamos con las prótesis rígidas y pasivas de antaño. Queremos prótesis dinámicas y que interactúen con nuestros sentidos. Queremos que el amputado de una pierna sea capaz de moverla y caminar, llegándole las órdenes directamente desde su cerebro. Una fascinante disciplina, conocida como Biónica, lo está haciendo posible. De la mano de Hugh Herr, flamante premio "Princesa de Asturias" de Investigación Científica y Técnica 2016, los sueños parecen convertirse en realidad.

De la ficción a la realidad. "Podemos reconstruirle. Tenemos la tecnología. Tenemos la capacidad para hacer realidad el primer hombre biónico del mundo". Así comenzaba la popular serie televisiva americana de los años 70, conocida como "El hombre de los seis millones de dólares". La trama giraba en torno a Steve Austin, un astronauta y piloto que sufre un fatal accidente durante un vuelo, como resultado del cual los médicos deben amputarle ambas piernas y el brazo derecho, perdiendo también la visión de un ojo a causa de una infección. La película mostraba la reconstrucción de su cuerpo con implantes biónicos, que él podía controlar con su mente. En aquel tiempo estas ideas eran pura fantasía, pero en nuestros días comienzan a hacerse realidad.

Hace mucho tiempo que se esclareció el modo en el que se comunican nuestro cerebro con las diferentes partes del cuerpo. Cuando usted quiere pasar una página de este periódico, sólo tiene que pensar en ello. La orden viaja entonces a través de su sistema nervioso, desde el cerebro a la mano, en forma de impulsos eléctricos. Como resultado, la mano y sus dedos se mueven y pasan la página. La aproximación de la Biónica pasa por incorporar un conjunto de electrodos a las prótesis artificiales, los cuales se conectarían con el sistema nervioso. De esta forma, el flujo de información originado en nuestro cerebro podría extenderse más allá de nuestro cuerpo biológico, llegando a las prótesis artificiales y activando el movimiento de las mismas y de sus diferentes partes.

Hugh Herr, científico y paciente. Nos vamos ahora al laboratorio de Biomecatrónica del mítico "MIT Media Lab". Al frente del mismo se encuentra Hugh Herr, líder mundial de la Biónica. Pero Hugh Herr no sólo es un grandísimo científico, también es su propio paciente. Considerado un prodigio de la escalada, en el año 1982, cuando tan sólo tenía 17 años, se ve sorprendido en la montaña por una fuerte tormenta de nieve y bajísimas temperaturas. Sufre hipotermia y se le congelan las piernas, teniendo que amputárselas de la rodilla hacia abajo. Ese accidente marcó para siempre su destino.

El que entonces era un estudiante mediocre, se gradúa en Física, realiza un máster en ingeniería mecánica en el MIT y una tesis doctoral en biofísica en la Universidad de Harvard. Regresa posteriormente al MIT donde crea el laboratorio de Biomecatrónica, con la fuerte motivación de diseñarse sus propias piernas biónicas, unas piernas que puedan ser controladas desde la mente y dotadas además de "inteligencia" propia.

Hugh Herr confiaba en la Naturaleza como fuente de inspiración. Por ello comenzó estudiando y descubriendo la belleza, simplicidad, ergonomía y economía de la locomoción humana. Cuando caminamos o corremos, nuestros tendones y ligamentos actúan a modo de resorte, devolviéndonos parte de la energía con la que impactamos contra el suelo. De no ser así, en cada impacto perderíamos una preciosa energía y el simple hecho de caminar supondría un gran esfuerzo y derroche energético, además de estar sometido el cuerpo a un gran estrés. Esto es lo que le sucedía a los amputados con las prótesis convencionales.

Hugh Herr ha superado esas limitaciones diseñando unas prótesis robóticas que imitan a la locomoción humana, valiéndose para ello de unos cables elásticos que actúan a modo de "tendones" artificiales. Esas prótesis son capaces de desenvolverse incluso en terrenos irregulares, gracias a un sofisticado "software" que es capaz de equilibrar y balancear fuerzas, realizando miles de correcciones por segundo y dotando a las piernas de "inteligencia". La parte mecánica de las correcciones recae esencialmente en el tobillo, que es en definitiva el responsable de equilibrar y controlar los movimientos.

Suena el teléfono celular de Hugh Herr y contesta la llamada: "Mi teléfono está ocupado, lo siento, hablamos en otro momento". Con su teléfono celular está programando sus piernas biónicas y actualizando el software que las controla. Entonces sonríe y comenta en tono irónico: "Con la edad, tus piernas biológicas van a menos. Pero las mías van a más, porque siempre podremos descargarnos la última versión del software que las soporta. En realidad, soy un afortunado? La parte biónica de mi cuerpo es, en cierto modo, inmortal y susceptible de mejoras tecnológicas."

Por lo que respecta al "hardware", cada pierna incorpora 3 microprocesadores, 12 sensores, una batería, un motor y unos cables elásticos que emulan al tendón de Aquiles, entre otros "gadgets" tecnológicos. Dispone además de los correspondientes electrodos que recogen los impulsos eléctricos que llegan del cerebro, impulsos que en definitiva transportan la información y "órdenes" que deben ejecutar las piernas biónicas. "De mis rodillas hacia abajo soy completamente artificial, una mezcla de titanio, silicio y un manojo de cables y tornillos", afirma el doblemente amputado. Su tecnología se comercializa a través de la compañía BiONx Medical Technologies, ubicada también en Massachusetts, de la que es socio fundador.

Una tragedia en la montaña le costó a Hugh Herr ambas piernas. Los médicos le dijeron que nunca más podría correr. Y nunca lo podría haber hecho con las prótesis que entonces le implantaron. Su espíritu de superación y su gran dominio de la tecnología, le llevaron a diseñarse unas privilegiadas piernas biónicas que le permiten volver a caminar, correr y escalar... en definitiva, ser el de antes. Como a él le gusta resaltar: "No hay seres humanos discapacitados, sólo hay tecnología discapacitada".

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