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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Menos horas negras

A estas alturas del invento, no le viene mal a la "Semana negra" una vuelta a los orígenes, a sacudirse al menos durante unas horas el tufillo a feria de barracas. Cierto que la ocupación del espacio disponible para atracciones y chiringuitos supone una importante fuente de ingresos en el afán de mantener en pie los palos del sombrajo multicultural, máxime en una época de recorte de subvenciones y ayudas oficiales venidas a menos. Pero no favorece al historial del certamen veraniego incrementar la presencia de su marca legendaria en la página de sucesos, por mucho que convenga a ciertos guionistas de novela negra.

Que se mejore la limpieza del astillero está bien, pero estaría mejor que los visitantes ayudaran a no convertir el recinto en un estercolero. Y que haya más Policía pendiente de la muestra tiene que ver con el abuso de los ruidos y de las pendencias, no con un interés oscuro de vigilancia: no aspiren a descubrir entre las fuerzas de seguridad a un nuevo Sam Spade o un Philip Marlowe. Y si los compromisos pactados ayer no se cumplen, a los afectados no les quedará otra que recurrir a los servicios de la agencia Pinkerton. Las quejas de los vecinos de La Calzada y El Natahoyo son, por otra parte, legítimas: el sueño eterno de Chandler no debe procurar más vigilia que la de la lectura.

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