La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cien líneas

Avanzamos

El Eurostat -una fábrica de estadísticas- ha establecido un criterio para detectar quién padece carencias materiales severas. Vamos, quién es pobre de solemnidad que se decía antes.

Propone para tal nueve ítem y a quien su recursos le impidan superar cuatro o más se considera en ese trance tan duro. Ahí van.

No tener retrasos en el pago de alquileres, hipotecas o compras a plazos.

No mantener la vivienda con una temperatura adecuada en el invierno.

No disponer de un fondo para gastos imprevistos.

No realizar una comida de carne, pollo o pescado cada dos días.

No disfrutar al menos de una semana de vacaciones fuera de casa al año.

No poder comprar un coche.

No poder comprar una lavadora.

No poder comprar un televisor a color.

No poder comprar un teléfono.

Según el Eurostat en esos estándares figuramos mejor que Italia o Portugal y ligeramente peor que Francia, Reino Unido o Alemania.

El discurso catastrofista, pues, no responde a la realidad y tampoco vale el optimismo mecánico porque hay un montón de gente ganando 700 euros al mes durante solo ocho o nueve pagas al año y por debajo, los parados aunque, atención, España ha registrado en junio 124.349 desempleados menos que en mayo. El número de parados desciende hasta los 3.767.054 ciudadanos. Es la cifra más baja desde septiembre del año 2009. Creciendo por encima del 3 por ciento, como ahora, no hay problema económico sin solución. Pero ¿y el sabotaje político cotidiano?

Compartir el artículo

stats