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Noticias de Islandia

Islandia cayó ante Francia y Gibraltar quiere quedarse en la Unión Europea. Las autoridades gibraltareñas quieren coordinarse con las de Escocia. Visto lo visto, parece que quien estorba en el reino Unido es Inglaterra. Si no fuera por Inglaterra, el Reino Unido estaría unidísimo. Lo interesante del momento es dilucidar a cuánto y a quiénes compromete el resultado de una votación. ¿Solo a los que la ganaron? Y en el caso de que proliferen las voces que quieren asiento propio en la UE ¿qué hará Bruselas, por lo general desconfiada de fragmentaciones? Los habitantes de Gibraltar mostraron un fervor europeísta incomparablemente mayor que el de los ingleses. Qué parábola. Islandia, que es un país sin tensiones territoriales conocidas, dejó demostrado que no hace falta tener la mejor liga del mundo para llegar lejos en una Eurocopa. Vale decir, los jugadores islandeses con facilidad para el balompié se buscan la vida en otros países, porque en el suyo se considera que el dinero está mejor gastado en otras cosas que, por lo visto, son allí más importantes. Islandia debe de ser un país muy poco dado a la ostentación. Aquí, donde compartimos con Gibraltar frontera y vocación europeísta, es timbre de gloria contar con una Liga en la que las superestrellas ganan salarios a tono con nuestra economía; nos sobra esa madurez social. Puede que Rajoy tenga que escuchar el descontento de la calle, pero nuestra Liga es intocable. Es un orgullo financiarla. El hecho de que algunos de los futbolistas que la pueblan tengan marrones con la Hacienda pública nos da igual. Más aún, hay que ir a la puerta de los juzgados para darles ánimos y evitar que pudieran caer en la depresión y, toquemos madera, dejar de entretenernos: qué angustia. La relación del individuo con la sociedad es asunto complicado; mejor que de esas profundidades se encarguen los nórdicos, que con esos inviernos tan duros tienen más tiempo para la reflexión. Aquí, si un club se endeuda, somos comprensivos. Si un jugador se malentiende con el fisco, también. Aquí, si palmamos con Croacia, se da por hecho que nos va a sobrar madera para ganar a quien haga falta. Y en Islandia, donde al parecer no se va les la fuerza por la boca en asuntos futbolísticos, se limitan a llegar lejos de vez en cuando.

Cómo echas de menos la franqueza conmovedora del punk y que alguien diga estamos aquí por la pasta. Qué lejos queda Islandia. Y qué cerca Gibraltar: la Roca sí que es un hecho diferencial. Y qué debate tan larguísimo nos espera después del Brexit. Y qué duro es ver por la tele un partido de fútbol en el que, después de los himnos, la publicidad que no has pedido ver se impone a las normas básicas de narrar lo que pasa en el campo. Ay, el futuro.

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