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Exigencias para Asturias

En el reciente cambio electoral, también parece existir algo así como un deseo de alteración respecto a la política económica en su proyección en el Principado de Asturias. De nuevo nos encontramos con la solicitud de un planteamiento radicalmente diferente al observar los últimos datos sobre la realidad económica de esta autonomía. De alguna manera hay que recordar lo que sucedía de la mano de Jovellanos, cuando en 1800 el PIB por habitante de Asturias se encontraba, con toda claridad, por debajo de la media nacional. Se había abandonado el modelo existente en el mundo derivado del inicio de la Revolución Industrial. La desesperación de Jovellanos por esto, y sus intentos de rectificación radical son bien conocidos. Pero he aquí que Asturias en los actuales momentos ocupa, de mayor -puesto 1- a menor autonomía un puesto que, de alguna manera, como veremos, recuerda al 14 de 1800. Sólo se superó entonces en PIB por habitantes a Canarias, Galicia y Murcia. El agobio en las propuestas de aquellos ilustrados, con el gran gijonés a la cabeza estaba justificado.

El cambio radical político que siguió a Fernando VII impulsó a varios asturianos a tener un peso político creciente a partir de la regencia de María Cristina de Borbón, y eso hasta el periodo de la Restauración y no sólo el reinado de Alfonso XIII sino también la etapa de la II República. Tengamos presente esa línea de acción política y de influencia de los asturianos que va de José Canga Argüelles y Alejandro Mon hasta Melquíades Álvarez, González Peña y Fernández Ladreda. El nuevo modelo económico que se crea tiene elaboradores asturianos tan importantes como por ejemplo Alejandro Mon, sin olvidar los enlaces entre Melquíades Álvarez y Cambó por ejemplo concretamente en el asunto polémico llamado "Entancament de Caixes", esto es, la negativa a que la Hacienda gravase los beneficios empresariales extraordinarios logrados por los empresarios españoles en la I Guerra Mundial, que en el caso asturiano sobre todo eran bien visibles en el sector minero del carbón. Ese modelo cerrado ante el exterior, al que se adhiere el famoso grupo intelectual de la Universidad de Oviedo. Recordemos, por ejemplo, el artículo del rector Leopoldo Alas Argüelles sobre el carbón en la "Revista Nacional de Economía". Las citas podrían ampliarse.

Ese modelo de política económica "castizo", implantado por Cánovas del Castillo, es el que será liquidado en 1959 por el nuevo modelo aperturista que existe ahora mismo. Era, además, el que había provocado la adhesión de todas las fuerzas políticas significativas de Asturias. Valga esta anécdota, relatada por Perpiñá Grau, sobre la reacción de un exportador de productos agrícolas valencianos, en la etapa que siguió al inicio de la Gran Depresión de 1930. Había aumentado, en todo el mundo, intentando así escapar de la crisis, el proteccionismo en el comercio internacional. Una de sus piezas era el bilateralismo en los acuerdos comerciales, que en el fondo suponía el que "si me compras, te compro".

Pues bien, en la discusión para un acuerdo de este tipo entre Madrid y Londres, parecía haberse conseguido un acuerdo anglo-español: compraríamos carbón inglés y el Reino Unido nos compraría productos hortícolas, patatas entre otras cosas.

Un exportador precisamente de patatas, Iborra, valenciano, declaró a Perpiñá Grau, quien entonces presidía el Centro de Estudios Económicos Valencianos y había publicado un trabajo muy crítico sobre la economía hullera asturiana, titulado "Memorandum sobre la política del carbón" en 1935: "No hay futuro para nuestras exportaciones a Gran Bretaña. Me he acercado al Congreso de los Diputados y al asomarme al salón desde mi asiento de invitado, contemplé como entraban, camino de sus escaños, conversando muy cordialmente, Fernández Ladreda y González Peña. Así que me dije: ¡Adiós Acuerdo comercial con Londres!". Y eso fue lo sucedido.

Esto era lo ocurrido, vinculado con una serie de gasto público a favor de Asturias en forma de infraestructuras ferroviarias y de carreteras que estaban por encima, con claridad, de la media de España, así como de la difusión de medidas complementarias de tipo corporativo, creadas a partir de Maura -basta, por ejemplo, recordar la Central Siderúrgica de Ventas, o lo que sucedía en relación con la Unión Española de Explosivos- a lo que hay que añadir las corporaciones creadas por el sector público para beneficiar a las empresas de cada sector concreto, como sucedía con el Instituto de Estructuración Minera, creado por el Real Decreto-Ley de 6 de septiembre de 1929, o el Régimen de Economía del Carbón, establecido por el Real Decreto de 6 de agosto de 1927, ratificado por el Decreto de 14 de octubre de 1931 -o sea, respaldado por la II República-, política que se completaría con incluso estatificaciones, como en Asturias fue el caso, por ejemplo, de Ensidesa o de Hunosa.

Toda la combinación de política y decisiones es lo que se encuentra detrás del mejoramiento regional relativo del Principado en esa larga etapa, que podríamos decir que, sobre todo, transcurre desde 1845 a 1959. Ya en 1900 Asturias, en su comparación con las áreas de las actuales autonomías, había pasado de aquel puesto 14 al 9, y tras el impulso sucesivo verificado en 1950 el puesto ya era el 7. De este modo Asturias se encontraba, con diferencias muy escasas respecto a las regiones más ricas, en el bloque de la España más desarrollada, o sea que superaba claramente la media nacional, junto con Cantabria, el País Vasco, Navarra, Cataluña, Baleares y Madrid. Asturias había sabido responder al citado modelo concreto, llamado "castizo". Pero, ¿lo ha hecho con el que surge en 1959, radicalmente dispar? Porque el nuevo modelo tiene, además, intensas aceleraciones determinadas como consecuencia ya de choques - pensemos en el del petróleo, o diversas e importantes crisis bancarias que han alterado radicalmente el panorama crediticio-, o decisiones políticas sobre la economía como fueron las del Pacto de La Moncloa o la flexibilidad laboral, y no digamos respecto al exterior, como fue el ingreso, desde el 1 de marzo de 1986, en la Unión Europea, ámbito por el que también hemos ingresado tras Maastricht en el euro, aparte de los cambios políticos que repercuten en el funcionamiento de la economía, algunos muy importantes generados desde la Transición. Todo esto explica que, además, en un mundo con alteraciones tecnológicas tan grandes que se habla de que se ha entrado, a partir del inicio del siglo XXI, en una etapa radicalmente nueva de la Revolución Industrial, tengamos que preguntar, ¿dónde se sitúa Asturias? El Instituto Nacional de Estadística aún no ha facilitado, lógicamente, los datos de 2015, pero sí ofrece los del 2014. España está claramente en PIB por habitante en un puesto mundial notable, pero en las regiones autonómicas Asturias ha pasado a ocupar en esta magnitud macroeconómica solamente el puesto 10. Tiene por delante, e incluso a partir de sus fronteras, a Castilla y León y a Cantabria, y además, al País Vasco, a Navarra, a la Rioja, Aragón, a Cataluña, a Baleares, o si se prefiere, forma parte con bastante claridad del conjunto geográfico además conformado por Galicia, Castilla La Mancha, Andalucía, Extremadura, Canarias y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

Evidentemente, Asturias no ha logrado integrarse en el nuevo modelo, que sin embargo impulsa con fuerza a regiones a las que antaño superaba el Principado. Todo esto me consta que lo conoce la profesora de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Oviedo que es Susana López Ares, triunfadora en las recientes elecciones. Pero, ¿eso era compartido por los otros grupos políticos? A través de sus programas y discursos, desde luego, no. ¿No ha llegado la hora de encajar en la nueva realidad, como sucedía antaño, estas opiniones diversas, tal como lo acontecido entre Ladreda y González Peña? Las posibilidades rurales, empresariales, de nivel intelectual, incluso las derivadas de las economías externas provocadas por haber sido Asturias un gran distrito industrial, ¿no pueden facilitar esta nueva introducción en el modelo económico español actual?

No podemos permitir que Asturias se nos convierta definitivamente en aquella Rosina que cantó así para siempre ese gran economista que fue el profesor Valentín Andrés Álvarez:

Su canto entristecíu

Cuando l' vino aquel mal

Someaba al piu piu

De un paxarín heríu

Metiu 'n el su mal

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