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Toca rumiar la mayoría relativa

Con el balance a la vista de la primera ronda de consultas de Rajoy, la primera votación de investidura verificará la imposibilidad de un gobierno de mayoría absoluta. En la segunda bastará el mayor número de votos para investir al próximo presidente, y será entonces cuando la voluntad de Ciudadanos decida la mayoría relativa que ha de gobernar. Bastará su abstención para dejar al PP con los 138 votos de sus diputados más Coalición Canaria frente a los 156 de la suma PSOE+Podemos sin pequeños partidos, separatistas o no. Está claro que no serán los socialistas los únicos responsables del desbloqueo, por mucho que todos los demás, incluida la Convergencia catalana, coincidan -interesadamente y cada cual pro domo sua- en señalarlos con el dedo.

Corre la especie de que al PP le tienta provocar las terceras elecciones después de enfatizar lo contrario, y echar la culpa al PSOE. La mejora de su cuota entre diciembre y junio podría crecer en noviembre, conjetura tan realista o ilusoria como todas las predicciones de los últimos tiempos. A Ciudadanos no le haría feliz un gobierno de centro izquierda y votará tal vez por Rajoy en la segunda investidura. Pero no sería coherente si frustra la eventual presidencia de Pedro Sánchez, con quien pactó antes del 26-J, ni con su propia intención de anteponer la formación de gobierno a otras valoraciones. Porque su idea-eje es el cambio, más seguro con un gabinete de centro izquierda que con los compromisos que Rajoy ha entregado a sus interlocutores.

En la delicada coyuntura que todos los partidos han provocado, ningún posicionamiento es tan explícito como lo fuera en las anteriores campañas. Quedan bazas ocultas en la bocamanga, y el denostado "tacticismo" es más complejo de puertas adentro, más condicionado por las estrategias ajenas. Salvo novedades aún por conocer, la salida del impasse no depende de la abstención del PSOE sino de la de Ciudadanos. Y la repugnancia aparente de la cúpula socialista a gobernar con Podemos dependerá de las cesiones ideológicas y programáticas que oferte este último, más en línea con el realismo errejonista que con el maximalismo pablista. En cualquiera de los casos, la mayoría será relativa en la salida de derecha o la de centro izquierda no radical. A todos interesa impedir una nueva crecida del PP que le permita reproducir en una segunda legislatura lo que ha sido la primera.

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