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Gerente de Reclutamiento-Sector Espacial | Frankfurt

Asturias: ¿Parque Jurásico o Tigre Celta?

Recuerdo como si fuera ayer mismo aquel día de 2006 en el que el expresidente Álvarez Areces calificó la constante salida de titulados asturianos de la región como "leyenda urbana". Entre ese día y 2015, y tras gastar cientos de millones de fondos mineros, de cohesión o de deuda, Asturias ha perdido 25.000 habitantes (INE) y decenas de miles de empleos.

Asturias ha gastado su última bala para salvarse del despeñamiento demográfico que se avecina. Esto es ya un hecho histórico. Casi todas las iniciativas para generar actividad económica han sido destinadas a construir grandes infraestructuras (aunque seguimos sin Variante y con un aeropuerto desconectado de Europa) y a intentar atraer "industria", ignorando el hecho de que todo el mundo desarrollado ha perdido mano de obra industrial en los últimos 20 años.

Teniendo en cuenta que los dirigentes políticos asturianos con verdadero poder de decisión son una colección de setentones, que llevan décadas en política sin haber hecho nada en el sector privado, es comprensible que intentaran remediar la pérdida de empleo industrial intentando generar más empleo industrial a base de asfalto y subvenciones. Soluciones fallidas de 1970 para políticos fracasados de 1980.

En el mismo período de tiempo en el que la clase política asturiana puso ese último clavo en el ataúd de la región, otras regiones post-industriales europeas han conseguido salir del agujero. Algunas, como la República Checa, han logrado reducir a la mitad su tasa de desempleo (de casi 10% a un 5,2%).

A finales de los 90 era igual de horrible ir de Frankfurt a Oviedo por negocios que hacer un viaje de empresa a Brno (Rep. Checa), Tallin (Estonia) o a Cork (Irlanda). La población de Estonia es similar a la de Asturias, la economía checa era un desastre en los 90, y en los 80 las plantas de Ford y Dunlop más los astilleros de Cork bajaron la persiana a la vez. Ahora hay 4.000 empleados de IBM (y 2.000 de Vodafone) en Brno, 400 de Skype/Microsoft en Tallin, o 840 de Amazon en Cork. ¿Cómo lo han hecho? ¿Por qué no lo hizo Asturias? ¿Son ellos más listos que nosotros? Pues igual sí.

Países como Irlanda, con amplio consenso político, se convirtieron en "Tigre Celta" al flexibilizar completamente su mercado laboral y racionalizar su sistema fiscal para atraer gigantes como Facebook, Apple, LinkedIn o Amazon. En Asturias, muchos se dan palmadas en la espalda por tener un impuesto de sucesiones salvaje, y se disfruta de un gobierno tan impopular como débil.

Algunos lugares, como la remota Estonia, apostaron por hacerle la vida fácil a los emprendedores y favorecer el establecimiento de empresas tecnológicas. Estonia, la madre de Skype, permite abrir una empresa en cinco minutos. Tiene un primer ministro algo mayor pero que es un apasionado de la tecnología. Tristemente, a los que han tomado decisiones clave en Asturias en los últimos 30 años sólo se les conoce pasión por el buen y abundante comer.

Otros, como los checos, fueron arpón en mano a cazar y arrastrar a las grandes multinacionales tecnológicas consiguiendo atraer decenas de miles de empleos cual balleneros. En Asturias, todos conocemos sonados casos de subvenciones otorgadas a industrias de tamaño medio para establecerse en nuestra región, que al cabo de unos años se vuelven a ir.

Si hay alguna esperanza para los jóvenes asturianos de salir del ataúd en el que la generación de nuestros padres nos enterró, será si cunde el ejemplo de iniciativas como el reciente programa de Retorno de Talento de la Consejería de Empleo, a instancia de un joven Director General de Innovación (Francisco Delgado) que no se resigna a que Asturias muera.

Este programa busca colaborar con el sector privado para traer de vuelta a "leyendas urbanas" del mundo del I+D+i y así intentar generar actividad económica innovadora y sostenible. El exiliado de turno podrá, a través de LinkedIn, encontrar empresas que quieran colaborar en el programa y que serán subvencionadas.

Para muchos ya es tarde, pero esta iniciativa supone un pequeño rayo de esperanza para miles de asturianos que desean volver a casa y ayudar a sacar adelante una región que, a este paso, perderá un 15% adicional de su población en 20 años. Asturias es, hoy, una carga para el resto del Estado recibiendo 2.060 millones anuales y esto algún día se va a acabar.

Asturias pasará de ser un paraíso natural a un parque jurásico, a no ser que los dinosaurios reinantes dejen paso a jóvenes directores generales y cunda el ágil ejemplo innovador de irlandeses, checos o estonios.

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