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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Contando la Feria

Puede que Luis Adaro Ruiz-Falcó fuera un visionario, pero si la Feria Internacional de Muestras de Asturias que se celebra cada agosto en Gijón no existiera habría que inventarla. En 1967, en el salón de actos de la Escuela de Peritos, en la primera edición de la versión actual y moderna de un certamen que tuvo su antecedente en la Exposición Regional de Comercio que se celebraba desde 1889, Adaro explicitó en voz alta su anhelo: que la Feria se convirtiera en "el escaparate de Asturias". Y lo consiguió.

Celebramos este año la edición número sesenta de la Feria de Muestras, un certamen de relevancia nacional que supera los 700.000 visitantes y que genera economía, no sólo para la Cámara de Comercio, que tiene en el certamen su principal fuente de ingresos, sino también para las empresas y firmas comerciales que ocupan los espacios del recinto ferial. Si no resultara rentable o verdaderamente promocional la presencia en los stands, ¿cree alguien que volverían cada año a perder tiempo y dinero a Gijón?

El nombre de Adaro está escrito con letras de oro en la memoria de la Feria. Y es de justicia destacar el esfuerzo y el acierto del actual y los pasados equipos camerales en mantener viva la llama de los padres fundadores, pero hay muchos apellidos gijoneses anónimos que han contribuido y contribuyen a la consolidación definitiva de una muestra que, pasados los años peores de la crisis, puede mirar al futuro con optimismo confianza. Sin dormirse en los laureles del pasado, sin perder de vista el mandato de los orígenes, pero actualizándose, reinventándose, proponiendo una Feria 2.0, una síntesis de las nuevas tecnologías con el bocadillo de calamares, en la seguridad de que, como auguró Adaro, no hay mejor escaparate de la Asturias empresarial de hoy que estas dos semanas de efervescencia tumultuosa en el ferial.

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