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Fondo Norte

El Molinón, entre el deseo y la realidad

Parece claro que un patrocinio comercial no será capaz de borrar el histórico nombre del estadio

Con siete puntos en tres partidos y un equipo, el rojiblanco, plantado en la tercera posición de la Liga es normal que haya tiempo para discutir sobre las cuestiones más variopintas. Por ejemplo, sobre el nombre de El Molinón, aquí Anfield del Piles. El presidente del Sporting, Javier Fernández, declaró hace días que el consejo no descarta encontrar un patrocinador para dotar de un nuevo nombre al centenario estadio gijonés. Nada para alarmarse porque en el fútbol profesional actual los clubes han de buscar dinero por encima y por debajo de las piedras. El Sporting está creciendo en ingresos, pero todos los que le lleguen serán pocos para saldar la brutal deuda que lo lleva lastrando desde hace años. La fórmula del nombre comercial del estadio es una como otra cualquiera. Como el patrocinio de la camiseta o del pantalón o de los fondos o esquinas del campo.

Claro que una cosa es el deseo del club de allegar nuevos fondos y otra muy distinta, la realidad. En España son contados los estadios que cuentan con patrocinio comercial, y entre ellos no están los principales, lo que prueba la dificultad de hallar patrocinadores que paguen por ver sus nombres en las grandes instalaciones. De memoria, Palma de Mallorca y Cornellá deben de ser los únicos campos con denominaciones comerciales.

La realidad nos desvela también que, en el feliz caso de que el Sporting encuentre un patrocinador para El Molinón, el campo no cambiará de nombre. Las buenas gentes rojiblancas y los visitantes, futboleros o no, no cambiarán el nombre del estadio. Será, pues, una pura cuestión comercial, como el Emirates londinense cuya denominación popular sigue siendo la clásica. Estamos, pues, ante una discusión casi inútil porque, que se sepa, no se ve en el horizonte firma que quiera sumarse al patrocinio que le vendría de perlas a un Sporting que precisa cada euro que anda por ahí suelto. Esto de las denominaciones de los estadios se parece a la de la Vuelta Ciclista a España, que cada año cambia de patrocinador del "Gran Premio", pero que siempre es la Vuelta a España.

Otra historia, y también curiosa, es la pretensión de que el Ayuntamiento de Gijón se meta por el medio de un asunto comercial del club con una supuesta firma. Ya va siendo hora de que institución pública y sociedad anónima deportiva vayan por sus respectivos caminos, sin mezclarse, aunque quede pendiente de resolver la propiedad municipal de Mareo, herencia de los tiempos de la ruina, tiempos que, por fortuna, han desaparecido.

Así las cosas, damas y caballeros, señoras y señores diputados, el partido del Vicente Calderón está más cerca de lo que parece. El rival, el Atlético de Madrid, jugó ayer en Holanda el primer partido de la actual Liga de Campeones. Seguro que Simeone apuesta por rotaciones para el partido del sábado por lo que lo sucedido ayer ante el PSV no tiene que ser ningún prólogo a lo del sábado. Por cierto, que diría García-Ferreras, el PSV fue en su día rival del Sporting en una Copa de la UEFA. Eran otros tiempos, que tampoco fueron prólogo de éstos.

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