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Alberto Menéndez

La FSA, en primera línea

La Federación Socialista Asturiana (FSA) ha adquirido en los últimos días un protagonismo desconocido en la historia reciente del partido. La razón, la elección del líder regional del PSOE, a la vez que presidente del Gobierno del Principado, Javier Fernández, como máximo responsable de la comisión gestora encargada de intentar pacificar la formación, diseñar la estrategia para las próximas semanas y preparar el congreso que se pretende que sea el de la refundación de la organización fundada ya a finales del siglo XIX por Pablo Iglesias.

Cualificados representantes del socialismo asturiano llegan a hablar de que lo que se necesita en estos momentos es un nuevo Suresnes, una renovación profunda del partido, aunque, eso sí, matizan, respetando su "cultura", su historia centenaria, evitando la "podemización" a la que se refirió el pasado martes Javier Fernández. Consideran estos destacados socialistas de la región que la FSA, tal como pasó en el congreso celebrado en los alrededores de París en el mes de octubre de 1974 (cónclave en el que Felipe González accedió a la secretaría general gracias sobre todo al apoyo de los delegados llegados del País Vasco y Asturias), también puede jugar ahora un papel relevante para sacar al partido del pozo en el que se encuentra, con los peores resultados electorales desde la implantación de la democracia y con excesivas dudas estratégicas y, lo que es peor, ideológicas.

Los socialistas asturianos han aceptado el reto de que su líder sea la cabeza visible de un partido totalmente roto en estos momentos, siendo conscientes de que, como mucho, podrá empatar el partido que ha aceptado jugar, nunca ganarlo. Creen que si el resto de los dirigentes de la formación se han fijado en Fernández es por lo que tanto él como la FSA representan, por su defensa de los valores, de las esencias socialistas.

Protagonismo partidista. Pero ¿y el Gobierno del Principado?, ¿qué va a pasar con él? En principio, a la comunidad autónoma no le debería perjudicar tener al frente al actual referente del socialismo español. Y que negocie con el que podría llegar a ser el presidente del Ejecutivo del país, el popular Mariano Rajoy, tampoco. O no, si es que todo se va al traste y hay nuevas elecciones. Fernández está en el centro del huracán político español. Habrá que ver cómo sale de él.

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