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Profesor de Matemática Aplicada

Oricios, corruptos, ineptos

Los modelos de poblaciones en ecología y cómo éstos explican temas actuales

La gente inteligente hablas de ideas;

La gente común habla de cosas;

La gente mediocre habla de los demás.

J. Romains

Releyendo el título de este artículo me he dado cuenta de que ustedes estarán pensando que me he vuelto "nuts" (loco), porque, ¡¿qué tendrán que ver el culo con las témporas, las lechugas con las falsas riendas, o las bragas con la alcabala de las habas?! Aunque parezca lo contrario, oricios, corruptos e ineptos están relacionados, y si quieren saber por qué tienen que adentrarse en esta historia.

Cuando se inauguró el nuevo edificio del Campus de Mieres, me ocupé desde sus inicios durante unos cuantos años de la asignatura de Matemáticas Técnicas en Ingeniería Técnica Forestal. Creo que los profesores que allí impartimos clase hicimos un gran trabajo, y de allí salieron (y siguen saliendo) promociones de "peritos" forestales muy bien formados. La carrera era corta (3 años), pero intensa, y las matemáticas técnicas eran el paso del Rubicón. A ello contribuyeron los biólogos de la Universidad de Oviedo y también los ingenieros forestales que se incorporaron desde otras escuelas de España de gran tradición. Yo siempre insistía a mis alumnos en que un bosque y una plantación son dos cosas diferentes, que no se olvidasen nunca de que serían ingenieros, que podrían trabajar desde en una serrería hasta en una empresa papelera, y que las empresas no están ahí para dar trabajo, sino para ganar dinero. Eso hay que explicarlo bien, porque si no estamos relegando a nuestros titulados al Inem, y allí tienes menos probabilidades de que te encuentren trabajo que de que te toque el EuroMillones... En fin, nosotros hicimos nuestro trabajo, pero es una pena que el Principado no haya estructurado una política de desarrollo y explotación forestal que permitiese que muchos de estos egresados hayan encontrado empleo en este sector.

Como no era especialista en ingeniería forestal y siempre pensé que lo que impartes tiene que ser útil, empecé a investigar y fui capaz de adaptar el programa a sus necesidades. Uno de los temas más bonitos que descubrí fueron los modelos de crecimiento que sirven para estudiar cómo una o varias poblaciones evolucionan en un ecosistema y sus relaciones de poder, depredación y simbiosis, incluyendo el parasitismo, mutualismo y comensalismo. Si no lo saben, en el mutualismo ambas especies se benefician; en el comensalismo la relación es beneficiosa para una e indiferente para la otra; y en el parasitismo la relación es positiva para una y perjudicial para la otra. ¿A qué categoría corresponden nuestros corruptos? La respuesta es clara: parasitismo social y mutualismo partidario. Por eso las personas que siguen votando a partidos políticos que tienen corruptos en sus filas, o los han tenido, son culpables de promocionar el parasitismo que nos afecta a todos, o el mutualismo que aprovechan sus redes de corrupción clientelares.

Otros de los modelos más interesantes es el de depredador-presa, es decir, el de los zorros y los conejos. Ya conocen la historia, es cíclica, y parece el cuento de la buena pipa. Este modelo lo propusieron independientemente Alfred Lokta y Vito Volterra durante el primer cuarto del siglo XX. Volterra intentó descifrar cómo variaba la población de las sardinas en el Adriático en función del número de capturas de seláceos, que aumentó después de la Guerra del 19. Gracias a ambos, entendemos ahora qué ha ocurrido con los oricios en Asturias y por qué ha sido necesario implantar una veda total y permanente para que la especie no desaparezca en el litoral asturiano: el peor depredador es el hombre y el mercado. También entendemos por qué cuando en un ecosistema económico el pez grande se come al pequeño y empieza a ventilarse a la clase media, llega un momento en que este boomerang se vuelve contra el pez grande. ¿A qué esperamos los peces pequeños para rebelarnos y mandar a los peces grandes a la mierda? Queda claro el tema de los oricios.

En cuanto a los ineptos, hay que hablar de Malthus y de Verhulst. Malthus fue un clérigo anglicano que se hizo famoso cuando su modelo predijo un crecimiento exponencial de la población con respecto a la producción agrícola, que según él crecía en progresión aritmética (no conocía todas las porquerías que se echan), lo cual originaría la extinción de la especie humana en 1880. Malthus se equivocó con los humanos, pero no con los isótopos radiactivos, cuya lenta desintegración plantea problemas básicos de seguridad con el uso de la energía fisión nuclear. El belga Pierre-François Verhulst resolvió el enigma introduciendo un modelo de crecimiento limitado, cuyo nombres es la ecuación logística, y que se utiliza para modelizar el crecimiento de la trucha arco iris, para estudiar el efecto de una campaña de publicidad, el efecto de un medicamento en sangre o cómo se propagan las epidemias. Este modelo explica por qué es antieconómico esperar a que la trucha mida mucho más de la mitad de su longitud máxima (si no se dopa), y por qué las campañas de publicidad se sobredimensionan, el tiempo es oro y las personas no tienen memoria. También explica que la velocidad de propagación de una infección es proporcional al producto entre individuos infectados y no infectados.

Y llegamos al final, y entendemos cómo crece en una organización el número de ineptos, y también de corruptos, según la ecuación logística, hasta que llegan a saturación y terminan colonizando el medio. La única solución, aunque parezca duro, es la fumigación. No parece ser el caso en España, porque los votantes siguen enviando mensajes contradictorios que indican que la corrupción no parece haber pasado factura al Partido Popular, mientras que el principal partido de la oposición está en trance de descomposición, como un isótopo radiactivo. Dicen los que saben, que le han dado nombre: "Susanio". En la ecuación de Verhulst, es necesario introducir un nuevo término: la desconfianza a lo desconocido, o incluso peor, el miedo a que todo se vaya al carajo. El conservadurismo, es decir, el "vale más lo malo conocido?", no garantiza desgraciadamente que nos libremos de la extinción. Rajoy debería haber dimitido por permitir que crezca la semilla de la corrupción generalizada, por no haber apartado a tiempo las manzanas con gusano (siendo bien pensado). Casi ningún presidente de nuestra democracia, ni tampoco la monarquía, se librarán del juicio de la historia.

Mientras tanto en Asturias, estamos en extinción desde 1980 con una caída de unos 65.000 habitantes en 35 años. Tenemos la más alta tasa de mortalidad y la más baja tasa de natalidad de toda España. Una combinación desastrosa. El saldo vegetativo es negativo en gran parte de nuestro territorio, salvo en la zona central, en el Oriente costero y en puntos asilados del Occidente. Es decir, que si todo sigue así, habrá oricios de sobra, seremos reserva cinegética y sólo los ineptos medrarán, hasta que se extingan, como ha quedado claramente reflejado en el plan regional de retorno de talento, que ha quedado desierto. ¿Quién ha sido el/la responsable de tal chapuza? ¿Cómo se pueden ofrecer condiciones tan mediocres? ¿Cómo se puede ser tan ignorante del mercado del talento? Los tecnólogos han aprendido de otras experiencias que terminaron en agua de borrajas y prefieren retornar a Asturias de vacaciones, y pagarse una buena fabada en dólares o en libras esterlinas, con fabes regionales, no de Bolivia, como suele ser el caso. ¡Hasta en eso somos chapuzas!

Solo el agua puede salvarnos. Sobre todo si llueve mucho, y se lo lleva todo. ¡Ni las alcantarillas están correctamente dimensionadas!

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